Meghan Markle y el príncipe Harry, asaltados en su casa de Santa Bárbara el día de su aniversario de boda

Ha vuelto a ocurrir, y por desgracia, es más frecuente de lo que al príncipe Harry y Meghan Markle les gustaría. Desde que se mudaron del Reino Unido a California, concretamente, a una mansión de Montecito, en Santa Bárbara, los duques de Sussex han sufrido varios allanamientos de morada que, por fortuna, no se han saldado con ningún robo, desperfecto o mal mayor. Ahora, el tabloide inglés “The Sun” ha revelado que el pasado mes de mayo se produjeron dos nuevos asaltos por los que tuvieron que alertar a la policía local. Uno de ellos se produjo el día 19, coincidiendo con su aniversario de boda.

Lo extraño es que la vivienda cuenta con medidas de seguridad, que van desde una vaya que cubre el recinto hasta un sistema de alarma, pasando por cámaras de videovigilancia y un equipo privado de guardias. Los asaltantes han conseguido esquivar todo este entramado hasta en seis ocasiones desde que se mudaron a la casa en 2020, precisamente alegando que Estados Unidos lo tendrían más fácil que en Inglaterra a la hora de velar por el cuidado de su familia.

Llegados a este punto, cabe recordar que el príncipe Harry anunció que tomaría medidas legales contra el ministerio del Interior de su propio país por retirársele el equipo de seguridad oficial en el momento en que anunció que se marchaba a Estados Unidos para empezar una nueva vida.

Otra circunstancia que llama la atención es que los célebres vecinos de los duques de Sussex, entre los que se encuentran Oprah Winfrey, Tom Cruise o Ariana Grande, no han sufrido este tipo de asaltos en sus casas, por lo que parece que los allanamientos están solo focalizados en la vivienda del príncipe Harry y Meghan Markle.

Lo cierto es que la Familia Real británica parece acostumbrada a sufrir este tipo de sustos. En el año 1982, un hombre de 30 años que respondía al nombre de Michael Fagan consiguió entrar en la habitación de la mismísima Reina Isabel II en el Palacio de Buckingham. Por fortuna, la monarca no sufrió ningún tipo de daño, y es que la única intención del asaltante era charlar con ella.