Efeméride
La boda de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín: un aniversario marcado por su separación
La ex pareja celebraría hoy el 25 aniversario de su enlace en Barcelona
4 de octubre de 1997, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se casaban ante 1.500 invitados, en la catedral de Santa Eulalia, en Barcelona. Representantes de hasta 40 casas reales fueron testigos del “sí, quiero” de la pareja y los más jóvenes de las familias reales lo celebraron a su manera pasando varios días en la Ciudad Condal. Se repartieron cientos de claves a los viandantes y el día anterior el Ayuntamiento regaló a los novios un espectáculo de agua, luz y fuegos artificiales en la fuente Mágica de Montjuic.
Muy discretos en su corto noviazgo, la pareja se casaba un año después de que los rumores fueran ya difíciles de parar. Un mes antes, Don Juan Carlos otorgaba a su hija el título de Duquesa de Palma. Tras una noche de fiesta junto a sus amigos más cercanos, la Infanta llegaba a la catedral con un vestido de seda valenciana color marfil, de corte clásico y manga francesa, del diseñador Lorenzo Caprile, con un original cuello barco que dejaba al descubierto los hombros y una cola de tres metros. La infanta escogió la tiara floral, una joya encargada por Alfonso XII a la firma británica J.P. Collins en 1879 para su prometida, la archiduquesa María Cristina de Habsburgo-Lorena.
Una pieza que la Reina Letizia ha lucido en varias ocasiones y que fue vendida por Alfonso XIII en el siglo XX, y que el Gobierno español la recuperó y la regaló a la princesa Sofía por su matrimonio, en 1962 con Don Juan Carlos. La infanta la combinó con los pendientes de chatones de diamantes, una de las piezas favoritas de la reina Victoria Eugenia, que forma parte de las «joyas de pasar». Se cubría con un velo bordado, el mismo con el que se había casado la reina María Cristina y que el taller de Caprile se encargó de restaurar. El peinado de la infanta se inspiraba en los recogidos de Victoria Eugenia de Battenberg.
El novio llegó del brazo de su madre, Claire Liebaert, y, media hora después, la infanta del de su padre, el rey, siguiendo los acordes del Himno Nacional. Previamente habían entrado el Príncipe de Asturias y la Reina Sofía. Entre los invitados se encontraban la emperatriz Farah Diba y su hijo mayor, Reza Pahlavi, junto a su esposa; los reyes de Noruega; los de Suecia, con su hija Victoria; la reina Noor de Jordania; Rainiero de Mónaco; el rey Letsie III de Lesotho o la familia real griega al completo. También hubo representantes de las dinastías de Bulgaria, Rumania, Brasil, Italia, Brunei, Hannover o Borbón-Parma. Muchos de ellos se alojaron en las suites del lujoso Hotel Arts.
Diez millones de españoles pudieron seguir la boda en directo por Televisión Española, donde la cineasta Pilar Miró se encargó de la dirección de la retransmisión. Ella misma se encargó también de hacer lo propio en la ceremonia de la Infanta Elena con Jaime de de Marichalar.
El banquete se sirvió en el palacio de Pedralbes, residencia de los reyes en Barcelona. El menú estaba compuesto a base de quinoa real con verduritas y pasta fresca, lomo de lubina con suflé de langostinos y emulsión de aceite, y, de postre, chocolate, crema inglesa y una tarta nupcial de fresas.
Entre las anécdotas del día cabe recordar el conjunto rosa de la Infanta Elena, del diseñador francés Christian Lacroix y la pamela en color violeta que cubría la mitad de su rostro. También destacó el collar de la joyería Bulgari en oro de 18 quilates con peridotos, amatistas y topacios engarzados que lució Doña Sofía.
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