Estrategia real

Carlos III impone su autoridad: los duques de York, excluidos de la Navidad real

El monarca británico rompe con la tradición y veta a Andrés de York y Sarah Ferguson de Sandringham, en plena tormenta mediática por sus vínculos con Jeffrey Epstein.

El príncipe Andrés y Carlos III de Inglaterra
El príncipe Andrés y Carlos III de InglaterraGtres

La Navidad en Sandringham, ese ritual que simboliza unidad familiar y continuidad dinástica, se celebrará este 2025 bajo la sombra de una ausencia calculada. Carlos III, a sus 76 años, ha decidido apartar de manera tajante al príncipe Andrés y a su exesposa, Sarah Ferguson, de las celebraciones navideñas. Una medida sin precedentes recientes que refleja la determinación del monarca por salvaguardar la imagen de la Corona británica en uno de sus momentos más delicados.

La decisión, filtrada a "The Times on Sunday", llega tras la publicación de documentos y correos electrónicos que vuelven a vincular a los duques de York con Jeffrey Epstein, el magnate financiero condenado por pedofilia cuya sombra aún persigue a las élites internacionales. Según fuentes cercanas al Rey, Carlos habría expresado su voluntad de que Andrés y Sarah se vuelvan "invisibles" en futuras reuniones familiares. Una frase que ilustra el nivel de incomodidad que genera su presencia en el corazón de la monarquía.

Epstein, el "amigo supremo"

El epicentro de la nueva polémica es un correo enviado por Sarah Ferguson a Epstein en 2011, en el que la duquesa se refería a él como "amigo supremo"” y se disculpaba por haberse distanciado públicamente. "Siempre has sido un amigo fiel, generoso y supremo para mí y mi familia", escribió, en un tono que contradice frontalmente sus declaraciones previas. Tras hacerse público, varias organizaciones benéficas han roto lazos con Ferguson, agravando la crisis reputacional de la exduquesa.

PRINCIPE ANDRES DE INGLATERRA VIRGINIA ROBERTS . CASO EPSTEIN
PRINCIPE ANDRES DE INGLATERRA VIRGINIA ROBERTS . CASO EPSTEINredes socialesLA RAZON

El príncipe Andrés tampoco escapa al escrutinio. Nuevos documentos judiciales confirman su presencia en vuelos privados de Epstein, como el registrado el 12 de mayo del 2000 entre Nueva Jersey y Palm Beach, uno de los epicentros de los delitos del financiero. Aunque el duque de York ha negado siempre cualquier conducta inapropiada, su nombre reaparece una y otra vez en registros y testimonios que refuerzan la controversia.

Desde 2019, cuando el escándalo estalló, Andrés fue apartado de sus funciones oficiales y despojado de sus patrocinios militares y caritativos. Sin embargo, había intentado tímidamente recuperar protagonismo en la vida familiar, un movimiento bloqueado tanto por Carlos como por su hijo, el príncipe Guillermo. Este último no ha dudado en calificar a su tío y a Sarah Ferguson de "vergüenza", subrayando la línea dura de la próxima generación real.

La exclusión de Sandringham simboliza un punto de inflexión en la estrategia de Carlos III. Durante años, el monarca optó por un tono conciliador, permitiendo la presencia de los duques de York en ocasiones solemnes como funerales. Pero la presión social, el rechazo de las organizaciones benéficas y el clamor mediático han empujado al soberano hacia una medida drástica.

Este diciembre, la mesa de Navidad en Sandringham tendrá dos sillas vacías. Y en esa ausencia resonará el mensaje inequívoco de un rey decidido a proteger el futuro de la institución frente a uno de los escándalos más oscuros que la han sacudido en décadas.