Viaje oficial
Carlos III y París, un destino marcado por Lady Di
La ciudad tiene un significado especial para el rey, ya que hasta allí viajó para repatriar el cuerpo de la que fuera su mujer.
Carlos III se ha convertido en el primer miembro de la Familia Real británica en dirigirse al Senado francés desde la sala de la cámara con un histórico discurso que marcó uno de los momentos más épicos del simbólico viaje de Estado realizado esta semana al país vecino. Hubo momentos para hablar de los grandes desafíos que afronta Europa. Pero también otros donde no faltó el glamour, como la cena de gala en el Palacio de Versalles, a la que asistieron personalidades como Mick Jagger o Hugh Grant.
La cita estaba prevista para el pasado mes de marzo, pero tuvo que suspenderse en el último momento por las violentas manifestaciones contra la reforma de pensiones de Emmanuel Macron. El hecho de que el monarca eligiera París en su primera gira internacional tras asumir el trono se interpretó como un claro gesto por parte de Londres de reparar sus relaciones con la UE tras el Brexit.
El simbolismo político era evidente. Aunque, a nivel personal, París también tiene un vínculo especial para el monarca, ya que marcó uno de los momentos más trágicos de su vida, cuando tuvo que viajar hasta allí para repatriar el cuerpo de Diana. En las primeras horas del 31 de agosto de 1997, Carlos recibió la terrible noticia de que su ex mujer había muerto en un accidente en el túnel Pont de L’Alma. En ese momento, se encontraba en Balmoral con sus hijos.
Por otra parte, aunque quizá sea más desconocido, la «ciudad de la luz» también ha sido escenario de reuniones más que significativas para el actual Jefe de Estado británico, como aquel otoño de 1971, cuando conoció a su tío abuelo, el duque de Windsor. La decisión de este último de renunciar a la corona para poder casarse con la socialité americana divorciada Wallis Simpson fue lo que acabó convirtiendo luego a Isabel II en reina.
El biógrafo oficial de Carlos, Jonathan Dimbleby, dijo que notó la «autocompasión y el resentimiento» de su tío abuelo al no poder volver al Reino Unido. «Todo parecía tan trágico –la existencia, la gente y la atmósfera– que me sentí aliviado de poder escapar de ello después de 45 minutos y conducir por París de noche», relata el libro.
Carlos visitó a Eduardo en la espléndida mansión en el Bois de Boulogne nuevamente en mayo de 1972, junto a sus padres, pero en ese momento la salud del duque se había deteriorado debido al cáncer y apenas podía hablar. Murió pocos días después.
Última cena antes del accidente
Curiosamente, la mansión fue luego comprada por Mohamed Al Fayed, con la intención de acercarse a la familia real británica. Fue visitada en agosto de 1997, por su hijo Dodi y la princesa Diana, horas antes de poner rumbo al hotel Ritz, donde tuvieron su última cena antes del accidente.
Otro de los viajes más importantes para Carlos fue en 2008, cuando asistió a una cena ofrecida por el entonces presidente Nicolas Sarkozy dentro de las ceremonias para conmemorar el Día del Armisticio. Fue la primera vez que Camilla le acompañó. La pareja se había casado tres años antes, pero el proceso para sacar del ostracismo a Camilla –que nunca quiso utilizar el título de princesa de Gales por respeto a Lady Di– fue lento, ya que en aquel momento no gozaban especialmente de gran popularidad.
Ahora, sin embargo, las cosas son distintas. El que en su día fuera considerado eterno heredero, ha estado en París por primera vez convertido en Carlos III. A su lado, la mujer de su vida, convertida en reina. En términos políticos, el viaje ha representado el nuevo inicio de la «entente cordiale» tras años de tensiones bilaterales entre ambos países. Pero en términos personales, también ha supuesto un antes y un después.
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