Decreto real

Clément, el hijo secreto de Lorenzo de Bélgica, a punto de convertirse en príncipe

El rey Felipe firmará el decreto real que concede el título a Clément Vandenkerckhove, fruto de la relación de su hermano con Wendy Van Wanten. Una decisión que rompe con la tradición y sacude a la realeza belga

Los príncipes Lorenzo y Claire de Bélgica.
Los príncipes Lorenzo y Claire de Bélgica.larazon

Las intrigas palaciegas suelen estar envueltas en rumores, pero pocas veces desembocan en un decreto real que altera el tablero de una monarquía europea. Menos de diez días después de que se reconociera oficialmente la paternidad de Lorenzo de Bélgica sobre Clément Vandenkerckhove, su hermano, el rey Felipe, ha decidido actuar con celeridad: firmará un decreto que otorgará al joven el título de príncipe.

El anuncio, confirmado por medios belgas el 18 de septiembre, supone un avance formal y, a la vez, un giro histórico en la familia real. Hasta ahora, Clément era conocido por su discreción y por el murmullo de un origen no del todo aclarado. Su madre, la cantante y presentadora Wendy Van Wanten, mantuvo en el pasado una relación con Lorenzo de Bélgica, hermano menor del monarca. La sombra de la duda se prolongó durante años, hasta que la publicación de un comunicado oficial zanjó la cuestión: Clément es hijo del príncipe.

Tratamiento de Su Alteza Real

El reglamento belga en materia de títulos nobiliarios establece que todos los hijos de los monarcas, así como los hijos de esos descendientes, tienen derecho a ostentar el tratamiento de Su Alteza Real. Lo llamativo es que, a diferencia de otras casas reales, la normativa no exige que el nacimiento se produzca dentro del matrimonio. Esa peculiaridad abre la puerta a situaciones tan inusuales como la actual.

El periódico Het Laatste Nieuws informó de la existencia de una prueba de ADN, aunque no está claro si quedó registrada oficialmente en el registro civil. El detalle no es menor: solo un reconocimiento legal de la paternidad permite al gobierno conceder un título por decreto firmado por el rey. Sin embargo, el movimiento de Felipe parece querer disipar cualquier sombra de duda y otorgar a su sobrino una legitimidad simbólica que va más allá de los tecnicismos jurídicos.

El experto real Wim Dehandschutter recuerda, además, que el propio rey Felipe había firmado en 2015 un decreto con el que limitaba la concesión de títulos principescos a nacimientos vinculados de manera directa con la familia real. La decisión de ahora, por tanto, se percibe como una excepción cargada de significado. Un gesto que, más allá de las implicaciones institucionales, encierra un claro componente humano: reconocer a un hijo y dotarlo de un lugar, aunque no modifique su posición en la línea de sucesión.

Clément, hasta hace poco un nombre desconocido para el gran público, se convierte así en protagonista inesperado de la actualidad europea. Su nueva condición no lo acercará al trono, pero sí lo situará en un escenario distinto, con un título que marca un antes y un después en su relación con la familia paterna. Para él, la proclamación de "príncipe" no es solo un reconocimiento legal, sino también la confirmación de un vínculo que durante demasiado tiempo permaneció en la sombra.

Una historia atípica en la realeza belga que demuestra que, incluso en los palacios, la verdad acaba abriéndose paso.