Sucesión
Federico de Dinamarca no será coronado tras la abdicación de la Reina Margarita
Su llegada al trono estará representada por una ceremonia austera y rápida, alejada de la fastuosidad y simbolismo que sí se ve en otras monarquías, como la británica
El año 2024 comenzó para el pueblo danés con una inesperada noticia. La Reina Margarita, la monarca más longeva tras la muerte de la Reina Isabel II, abdicará en favor de su hijo, el príncipe Federico, tras 52 años en el trono, aludiendo a su avanzada edad y los problemas de salud que padece desde hace tiempo.
El heredero tomará posesión de su nuevo cargo como jefe de Estado el domingo 14 de enero, tras una ceremonia que tendrá lugar en el Palacio de Christiansborg y que nada tiene que ver con los actos solemnes y fastuosos a los que acostumbra la monarquía británica. De hecho, tal y como ocurre en España, Federico de Dinamarca no será coronado como tal, sino proclamado rey por la primera ministra, Mette Frederiksen. Después, y acompañados por Mary de Dinamarca, saldrán a uno de los balcones y la jefa del Ejecutivo girará dirigiéndose a tres direcciones diferentes mientras grita "larga vida al Rey Federico X", a lo que el pueblo que se encuentre en la calle responderá con nueve hurras.
Se tratará de una ceremonia rápida y austera en la que el príncipe Christian también ejercerá un papel importante como heredero de la Corona, que pasará ese día a ocupar el primer puesto en la línea de sucesión.
No habrá coronación
Lo cierto es que las ceremonias de coronación no son tan habituales en las monarquías parlamentarias, siendo Reino Unido una excepción por la fuerte vinculación de su Corona con la religión.
En España, como en Dinamarca, en lugar de coronados, los monarcas son proclamados, tal y como ocurrió por última vez el 19 de junio de 2014, cuando don Felipe VI juró desempeñar las funciones que la Constitución española en el Palacio de las Cortes. Se trató de una ceremonia plenamente institucional, alejada de la fastuosidad y el simbolismo religioso que caracteriza a la Corona británica.
Nuestra Carta Magna legitima al monarca en base al poder que la propia Ley le otorga, mientras que en Reino Unido se tiene muy en cuenta el vínculo entre el rey y Dios. De ahí que su ceremonia de coronación sea mucho más solemne y escenificada que la de proclamación.
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