Formación

Gabriel de Bélgica: El príncipe educado con disciplina de legionario

El 20 de agosto cumplió 22 años y acaba de completar un entrenamiento con la Legión Extranjera francesa, uno de los cuerpos militares más legendarios, secretos y exigentes del planeta

Gabriel de Bélgica
Gabriel de BélgicaGtres

Cada cumpleaños de un príncipe es, en cierto modo, un ejercicio de comunicación palaciega. Este 20 de agosto, Gabriel de Bélgica –segundo en la línea de sucesión al trono y primogénito varón del rey Felipe y la reina Matilde– cumplió 22 años. Y, con él, llegó también un retrato que ha dado mucho que hablar. El medio flamenco «Het Laatste Nieuws» ha publicado un perfil del joven en el que desvela un dato inesperado y sumamente revelador: Gabriel ha completado recientemente un entrenamiento con la Legión Extranjera francesa, uno de los cuerpos militares más legendarios, secretos y exigentes del planeta.

Formación exigente

El detalle no es anecdótico. La Legión, envuelta en un aura casi mítica desde el siglo XIX, es sinónimo de disciplina férrea, resistencia y sacrificio. Incluso un paso breve por su campamento supone someterse a pruebas físicas y psicológicas que pocos serían capaces de superar. En el caso de Gabriel, el gesto refuerza la imagen de un príncipe dispuesto a encarnar los valores del deber y la entrega antes que los privilegios de su linaje.

Desde hace años, Gabriel ha mostrado inclinación por la vida castrense. Estudió Ciencias Sociales y Militares en la Real Academia Militar de Bruselas y completó después formación académica en Londres, alternando entre aulas universitarias y entrenamientos físicos. Su estancia en la Legión es la confirmación de que su vocación no es pasajera: a diferencia de muchos herederos europeos, el joven belga parece decidido a forjarse en la arena del esfuerzo real.

El príncipe Gabriel de Bélgica
El príncipe Gabriel de BélgicaGtres

El perfil publicado por la prensa belga subraya también su carácter discreto. A diferencia de su hermana mayor, la princesa Elisabeth –heredera directa al trono–, Gabriel vive más protegido de la atención mediática. Apenas utiliza las redes sociales y su vida privada permanece celosamente guardada. Sus intereses personales orbitan en torno a la práctica de deporte, la lectura y su afición por la música clásica, reflejando una educación cosmopolita, pero siempre en clave de sobriedad. La imagen que emerge es la de un príncipe que, aun sin ser el heredero directo, juega un papel fundamental en la consolidación de la monarquía belga. Si Elisabeth encarna la faceta institucional y pública de la nueva generación, Gabriel aporta el contrapeso de disciplina y rigor militar, atributos muy valorados en un país cuya historia reciente ha estado marcada por las tensiones internas y la necesidad de cohesión nacional.

Perfil discreto

En su vigésimo segundo cumpleaños, Gabriel de Bélgica no solo suma un año más de vida: suma también un capítulo a su propia narrativa. Una narrativa que habla de un joven que ha aprendido a vivir entre la discreción y el deber, entre las aulas de Bruselas y Londres, y ahora, entre las arenas de la Legión Extranjera francesa. El príncipe que quizás no reinará, pero que parece decidido a escribir su propio destino con la misma firmeza que un soldado en el campo de entrenamiento.