
Futuro
Irene de Grecia, a unas semanas de ir a Marivent: El último deseo de la royal invisible
"Ahora, su nombre vuelve a la actualidad por un motivo íntimo y definitivo: su voluntad de ser enterrada en Grecia, su tierra natal y espiritual"

En el discreto universo de las realezas que eligieron el silencio por encima del foco, Irene de Grecia ha sido, durante décadas, un enigma elegante. Hermana de la Reina Sofía, sobrina de emperadores y testigo silente de los vaivenes de la historia europea, Irene ha vivido entre tronos (lleva en Zarzuela desde 1981) sin ocupar ninguno. Ahora, su nombre vuelve a la actualidad por un motivo íntimo y definitivo: su voluntad de ser enterrada en Grecia, su tierra natal y espiritual. Monarquía Confidencial adelantaba que «tanto Zarzuela como la Reina son conscientes de la situación».
La última vez que la vimos fue en la boda del príncipe Nicolás de Grecia, el febrero pasado en Atenas. Antes la habíamos visto en noviembre de 2023, en el Teatro Real de Madrid, durante la gala de los Premios BMW de Pintura. No entró en la puerta principal como su hermana, pero acudió directamente con su hermana para disfrutar de una de sus grandes aficiones, la música clásica. Con su habitual sobriedad excéntrica y con la naturalidad de quien nunca ha necesitado brillar para imponerse, acompañó a la Reina Sofía en uno de esos eventos culturales donde ambas se sienten en casa. Fue una aparición breve, pero suficiente para recordar que Irene sigue ahí: lejos de las cámaras, pero cerca de los afectos.

Si hay un lugar donde su presencia se percibe con más frecuencia, y quizá también con más cariño, es en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca. Allí, durante los veranos, Irene comparte largas estancias con la Reina Sofía. En 2023, su presencia fue más visible que en años anteriores: se la vio en paseos discretos, cenas familiares, incluso en algunas salidas no oficiales. Siempre al lado de Sofía, siempre en un segundo plano, pero con ese aura tranquila que la define. Para la Reina emérita, Irene es mucho más que una hermana: es su compañera de vida, su equilibrio, su refugio personal.
La relación entre ambas es profunda y evidente, marcada por una complicidad que el protocolo no puede fingir. Desde su infancia compartida en Grecia hasta los años difíciles del exilio, y luego las décadas en Zarzuela, las dos han sido inseparables. Y la pasión con la que Sofía protege a Irene habla de un vínculo que trasciende lo institucional. Es la devoción de quien ha vivido hombro con hombro los días dorados y los oscuros. Que Irene desee descansar en Tatoi, junto a sus padres, los reyes Pablo y Federica y su hermano Constantino, es un gesto coherente con su vida: silencioso, íntimo, profundamente griego. Lejos de ceremonias grandilocuentes o títulos vacíos. Así ha sido siempre Irene de Grecia: la princesa de los márgenes, la dama sin trono que nunca dejó de ser noble.
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