Rencillas lejanas

El joyero de Carolina de Mónaco que tiene vetado Charlène

¿Por qué las joyas históricas de los Grimaldi no las luce la mujer de Alberto II? ¿A quién pertenecen las piezas más preciadas del Principado?

Charlene of Monaco, Prince Albert II of Monaco, Princess Caroline of Hanover attending the gala during the Monaco National Day Celebrations in Monaco, on November 19, 2024 in Monaco, Monaco
Charlene of Monaco, Prince Albert II of Monaco, Princess Caroline of Hanover attending the gala during the Monaco National Day Celebrations in Monaco, on November 19, 2024 in Monaco, MonacoGtres

Viene siendo habitual que comentemos todos los años la cantidad de dinero que se gasta la princesa Charlène de Mónaco en ropa. Sin ir más lejos, en 2024, la consorte del principado monegasco superó los 350.000 euros colocándose por quinto año consecutivo como la mayor «derrochadora» entre la realeza. Esto puede ser un capricho de una mujer que parece que hace tiempo que no es feliz del todo en su cuento de hadas, pero lo cierto es que también se puede justificar en la falta de piezas de las que adolece. Es decir: sin joyas, más vale tener armario.

Pese a ser una de las familias más ricas de Europa, lo cierto es que la exolímpica sudafricana no puede recrearse mucho en el joyero de los Grimaldi, que parece tener vetado, pese a que algunas de las joyas figuran como propiedad del palacio de Mónaco.

El privilegio de Carolina

El príncipe Alberto intentó solucionar hace tiempo la situación de ese joyero, pero la verdad es que hasta la fecha parece que la propietaria de gran parte del tesoro es Carolina. Esta sería la razón principal por la que no hemos visto a Charlène con ninguna de las piezas más icónicas de la primera familia monegasca.

Alberto y Carolina de Mónaco junto a Christian Louboutin
Alberto y Carolina de Mónaco junto a Christian LouboutinGTRES

El inicio de este follón con quilates de por medio lo encontramos en la mala relación que existía entre la princesa Charlotte, madre de Rainiero y heredera del trono, con su nuera, Grace Kelly. La situación llegó hasta tal punto que la americana nunca se puso las joyas de su suegra y esta última optó por saltarla en el testamento.

Entre esas piezas históricas que poseía se encuentra la tiara de Cartier de diamantes y perlas que la duquesa de Valentinois recibió como regalo por su boda con el conde Pierre de Polignac en 1920. Es un precioso diseño con perlas en tremblant que su nieta Carolina ha usado de manera habitual. De hecho, es con la que posó en las icónicas fotografías que se tomó con Stefano Casiraghi rodeada de sus hijos, vestida con un espectacular diseño azul y tocada con esa pieza. Años después, su hija Carlota emularía esa instantánea en su boda con Dimitri Rassam con el collar de diamantes de Grace.

Charlotte Casiraghi y el productor Dimitri Rassam, en el Baile de la Rosa de Mónaco del pasado año
Charlotte Casiraghi y el productor Dimitri Rassam, en el Baile de la Rosa de Mónaco del pasado añolarazon

Junto con esta, otra de las piezas que Carolina ha lucido con cierta asiduidad es su tiara fringe en diamantes, que también es convertible en collar. Procede igualmente de la herencia que le dejó su abuela, de la que hay varias fotografías luciéndola en la frente, al estilo de los locos años veinte.

De la madre de Rainiero llega también la suite de zafiros de Cartier, que encargó este conjunto en el que destaca el chocker de diamantes con tres grandes zafiros en forma de cabujón. Y, por si había alguna duda, otra vez es Carolina la única que lo ha llevado.

Vinculado directamente con Carolina (y repitiendo piedra) está el collar de siete grandes zafiros rodeados de diamantes que ha lucido desde su juventud y todo apunta a que pudo ser un regalo de sus padres. Es una pieza que la mayor de los Grimaldi ha llevado en sus dos versiones: bien como collar, bien como tiara. De hecho, esa fue la pieza en la que confió para la cena oficial de la boda del príncipe Alberto II y Charlène. Quizás, para no herir sensibilidades, prefirió optar por una joya con la que no había género de dudas sobre su propiedad.

Del joyero particular de Carolina también es el espectacular broche que lució hace unos días durante el Baile de la Rosa.

Designer Christian Louboutin and Princess Caroline of Monaco attending the of Monaco Rose Ball in Montecarlo on March 29, 2025
Designer Christian Louboutin and Princess Caroline of Monaco attending the of Monaco Rose Ball in Montecarlo on March 29, 2025Gtres

Se trata de un regalo que le hizo su gran amigo Karl Lagerfeld. Fue realizado por la casa Chaumet en 1893 y adquirido por el kaiser de la moda en una subasta en 1986. Es en origen un stomacher, una joya para lucir delante del pecho, pero la princesa monegasca ha decidido darle un nuevo estilo prendiéndola como un broche.

La herencia de Grace Kelly

Desprovista del joyero de su suegra, Grace Kelly incorporó una serie de piezas al tesoro monegasco. Una de ellas es su conocida tiara Bains de Mer, realizada en 1955 por Cartier por encargo de la Société des Bains de Mer, propietaria del casino de Montecarlo y del Hotel de París, con motivo de su boda. Se trata de un diseño en diamantes y rubíes que se puede convertir en tres broches. A esta hay que sumar la que se considera que era su diadema favorita, la tiara de diamantes que comenzó a lucir en 1956 y que tras su muerte, el 14 de septiembre de 1982, pasó a formar parte de las joyas propiedad del Palacio, y la tiara Swag.

El príncipe Rainiero y Grace Kelly, el día de su compromiso matrimonial
El príncipe Rainiero y Grace Kelly, el día de su compromiso matrimoniallarazonArchivo

Rainiero se encargó de que su mujer tuviera un joyero al que recurrir. Así, como regalo de compromiso en 1953, la actriz recibió un espectacular collar de diamantes de Cartier, al que le siguió un juego de perlas (que comenzó a lucir en España) y un broche de margarita de Van Cleef & Arpels, proveedora oficial de la casa Grimaldi, que parece que también pertenecen a Palacio.

Un guiño a su pasión por el agua

La mayoría de estas piezas parecen estar vetadas a Charlène, de ahí que la titular del trono tenga su propia colección. Cuando se comprometió con Alberto de Mónaco, este decidió encargar una serie de piezas como regalo de bodas. Una de las más espectaculares fue la tiara Océano, de Van Cleef & Arpels, que ya se ha convertido en la diadema con la que se asocia a la mujer de Alberto II. Está adornada con 850 diamantes y su diseño emula la espuma de las olas. Se puede transformar también en collar.

Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock
Alberto de Mónaco y Charlene Wittstocklarazon

Más delicado es el aigrette de su joyero de cabecera, Lorenz Bäumer, transformable en broche y que también cuenta con inspiración marina. Por último, entre los regalos a su esposa destaca su collar de cascada realizado con 1.237 diamantes y seis grandes perlas, del diseñador libanés Tabbah. Toda una declaración de intenciones que, sin duda, necesita un cheque en blanco.