
Familia Real británica
Kate Middleton, estilo y poder a 13.000 metros de altura
La princesa de Gales viaja a Escocia en un jet de 23 millones de euros, reafirmando su papel como figura clave de la monarquía

Kate Middletonha vuelto a demostrar que, incluso a 13.000 metros de altitud, mantiene intacto su impecable equilibrio entre sofisticación, simbolismo y función institucional. Esta vez, lo ha hecho aterrizando en Escocia, en solitario, a bordo de un Embraer Legacy 600, uno de los jets ejecutivos más lujosos del mercado, valorado en más de 23 millones de euros.
La imagen de la princesa descendiendo del avión -interior VIP, zonas privadas, Wi-Fi y capacidad para 13 pasajeros- ha dado la vuelta al mundo. No tanto por el coste o el diseño de la aeronave (operada por la empresa británica Luxaviation y favorita también del rey Carlos III), sino por lo que representó: una royal en acción, preparada para cumplir con un compromiso oficial de peso. Su esposo, el príncipe William, ya se encontraba en Escocia y la esperaba en pista. Fue él mismo quien abrió la puerta del coche, dejando una estampa de complicidad que los medios británicos no han tardado en destacar.
Simbolismo y tradición
La pareja se dirigió directamente al astillero de BAE Systems en Glasgow, donde presidieron el bautizo del HMS Glasgow, un buque insignia de la nueva generación de fragatas de la Royal Navy. Como madrina del navío -cargo que ostenta desde 2021-, Kate fue la encargada de estrellar una botella de whisky escocés contra el casco en un gesto cargado de simbolismo y tradición militar.

Para la ocasión, la princesa optó por un look sobrio y elegante: abrigo azul marino con detalles blancos de Suzannah London, tocado de Philip Treacy y los ya icónicos pendientes de zafiro y anillo de compromiso de la princesa Diana. Un guiño sutil, pero eficaz, al legado de la familia real.
El alquiler del jet, cuyo precio por hora puede oscilar entre los 5.700 y los 11.000 euros, está lejos de lo accesible, pero refleja los estándares de seguridad y privacidad exigidos por la corona. La elección de esta aeronave no es casual: garantiza eficiencia, discreción y, por supuesto, una puesta en escena sin fisuras.
Con este viaje, Kate Middleton vuelve a dejar claro que el suyo no es solo un papel ceremonial. Representa a la monarquía con decisión, sabe manejar el lenguaje de los gestos y domina como nadie la narrativa visual de la realeza del siglo XXI.
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