
Fin del secreto
Lorenzo de Bélgica rompe el silencio: el príncipe confirma que tiene un hijo secreto
Tras décadas de rumores, el hermano del rey reconoce la paternidad de Clément Vandenkerckhove, fruto de su relación con Wendy Van Wanten, la presentadora de un célebre programa erótico de los 90

Los secretos de palacio siempre encuentran la forma de salir a la luz. El príncipe Lorenzo de Bélgica, hermano menor del rey, ha confirmado oficialmente lo que durante más de dos décadas fue un rumor recurrente en Bruselas y en los salones de media Europa: es el padre de Clément Vandenkerckhove, un joven de 25 años. La noticia se hizo pública a través de un comunicado en el que el príncipe reconoce de manera explícita la paternidad. "En este anuncio reconozco ser el padre biológico de Clément Vandenkerckhove. En los últimos años hemos discutido abierta y honestamente esta cuestión. El anuncio se realiza con la comprensión y respeto hacia las personas implicadas y es el resultado del acuerdo", afirma el texto.
El Palacio Real se apresuró en aclarar que no haría comentarios adicionales. Una distancia protocolaria que contrasta con la magnitud del escándalo: el hijo oculto de un príncipe europeo, nacido del romance con una estrella mediática de la televisión erótica. Y es que la madre de Clément es nada menos que Wendy Van Wanten, actriz, cantante y, sobre todo, presentadora del provocador programa "Le PinUp Club", donde, entre encajes y transparencias, leía cartas atrevidas de los espectadores.
Romance en la corte belga
El romance entre Lorenzo y Wendy fue un secreto a voces en los años noventa. Se conocieron en París en 1995 y no tardaron en dejarse ver juntos en actos públicos. Su relación fue lo suficientemente seria como para aparecer en bodas "royals", incluida la del príncipe Eduardo con Sofía Rhys-Jones en 1999. La elección del nombre de su hijo, Clément, encendió aún más las sospechas: coincidía con el de la villa Clémentine, residencia habitual del príncipe.
Pero aquel amor desató tempestades en la corte belga. El rey Alberto II, entonces jefe de Estado, consideró el vínculo "inapropiado" y, según medios locales, intervino personalmente para cortar de raíz la relación. El mismo año de la ruptura, Lorenzo ingresó en el hospital psiquiátrico de La Ramée, en Uccle, para tratar una depresión. "La soledad es algo que todos tenemos que experimentar. Pero el duelo, no lo creo", declaró tras su recuperación, enigmático, sin dar detalles, aunque muchos vieron en sus palabras un eco de aquella relación truncada.
Durante años, el silencio fue absoluto. Ni confirmación ni desmentido. Solo rumores que circulaban en cenas de sociedad, columnas discretas de la prensa belga y revistas internacionales como "Paris Match", que recordaban con ironía cómo el príncipe rebelde siempre estuvo un paso al margen de la estricta disciplina de palacio.
Ahora, a sus 60 años, Lorenzo ha decidido poner punto final al secreto. Lo hace, según su comunicado, desde la serenidad y el acuerdo con las partes implicadas. Clément, un joven discreto que ha crecido alejado de los focos, queda así oficialmente reconocido como hijo del príncipe, en un movimiento que reabre el eterno debate sobre las vidas ocultas y los pecados perdonados de la realeza europea.
Una certeza se impone: la historia de los Sajonia-Coburgo acaba de sumar un nuevo capítulo de intriga, romance y escándalo que, una vez más, demuestra que ni los muros de palacio pueden contener las pasiones más humanas.
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