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La nueva Kate Middleton toma el control de su imagen, ¿pero lo hace bien?
El vídeo en el que la princesa anuncia el fin de su tratamiento de quimioterapia es todo por y para ella, aunque William no fuera partidario de mostrar imágenes tan familiares
Son apenas tres minutos de vídeo. Pero suficientes para cambiarlo todo. La intimidad capturada en cada imagen y su estilo cinematográfico reflejan a los príncipes de Gales como nunca antes se habían mostrado al público. Fue el pasado lunes cuando Kate anunció al mundo que había terminado su tratamiento de quimioterapia. Aunque desde Palacio insistieron que era pronto para asegurar que estaba curada del todo, el objetivo principal era tranquilizar a los británicos y aportar estabilidad a la Monarquía, una institución que, en plena transición tras siete décadas de reinado de Isabel II, ha tenido que enfrentar este año tanto el cáncer de la princesa de Gales, de 42 años, como el del propio monarca Carlos III, de 75, quien, pese a que ha retomado su agenda pública, sigue con su tratamiento.
Pero el mensaje del vídeo va más allá. Recalca la manera en la que Kate quiere tomar el control de la narrativa, en definitiva, el cómo quiere mostrarse ante el público. No se trata de un vídeo filmado por un comité de Palacio, se trata de un casi cortometraje elaborado por Will Warr, de 34 años, un experto en marketing y redes sociales con millones de seguidores en su cuenta de Tik Tok donde aconseja los mejores restaurantes.
Pese a que el príncipe William, heredero al trono, y Kate siempre han sido muy celosos de su vida privada y en sus apariciones oficiales ni siquiera se cogen de la mano, en el vídeo se muestran más cariñosos que nunca, interactuando con sus tres hijos, y mostrando imágenes del ámbito más privado de su hogar. En cierto modo, refleja a Kate poniendo en práctica sus propios consejos. «Tuve una infancia muy feliz», dijo en 2017. «Mi familia era lo más importante para mí. Mis padres me enseñaron sobre la importancia de cualidades como la amabilidad, el respeto y la honestidad, y me doy cuenta de lo centrales que han sido para mí valores como estos a lo largo de mi vida», añadió.
De ahí que sus padres, los Middleton, hagan una rara aparición, un reconocimiento de que su apoyo constante, se ha vuelto invaluable este año. Viendo a Carole y Michael jugando a las cartas con sus nietos se muestra que, pese a ser royals, los hijos del heredero al trono están teniendo la misma infancia estable, tranquila y amada que disfrutó en su día Kate. No hay cambios en la política sobre la privacidad de los niños, enfatizó una fuente del Palacio. Los príncipes seguirán decidiendo cuánto están dispuestos a compartir con el público, aunque sea a escala mundial.
Los expertos en realeza señalan que William quizá no estuviera especialmente cómodo dejando que las cámaras mostraran unas imágenes tan familiares. Pero Kate ha sido siempre su gran apoyo y él está ahora dispuesto a todo lo que sea necesario para protegerla y darle paz mientras se recupera. El vídeo, al fin y al cabo, es todo por y para ella y la manera en la que quiere controlar su propia imagen.
De momento, Kate retomará su agenda con un «programa ligero» antes de fin de año. Se especula con su aparición en el «Remembrance Day», que se trata de lo más cercano que tienen los británicos a una fiesta nacional, el próximo domingo 10 de noviembre, y en alguna de las celebraciones navideñas, como la tradicional recepción con villancicos en la Abadía de Westminster. Pero, hoy por hoy, nada está confirmado.
El vídeo marca un antes y un después. Si el público, incluidos aquellos que han seguido a la monarquía durante décadas, se sorprendió por la intimidad de las imágenes, los cronistas reales están convencidos de que este «enfoque personal es algo que veremos más en el futuro». Eso sí, los tres minutos no han estado exentos de críticas.
Secretismo y conspiración
Lo que parece su particular cruzada por controlar la narrativa de las redes sociales (las misma que se inundaron de todo tipo de dañinas teorías de la conspiración durante el secretismo que rodeó inicialmente la enfermedad de la mujer al heredero al trono) ha generado un gran debate en el Reino Unido. Las tomas de ella caminando a cámara lenta por un prado iluminado por el sol, su pelo largo moviéndose con la brisa, su figura con su sencillo vestido de algodón. Algunos columnistas de la prensa británica, se mofan de que parece más un anuncio de perfume y aseguran que es como exprimir un limón para obtener la última gota de simpatía.
En su intento por enfrentarse a la llegada de la televisión y controlar la narrativa de la Corona en sus propios términos, Isabel II permitió en 1969 que las cámaras grabaran escenas familiares en el ámbito más privado del Palacio para un documental. Décadas después, la opinión sigue dividida sobre si se trató de un golpe maestro de relaciones públicas o de un estrepitoso error que no hizo otra cosa que abrir la Caja de Pandora. «Una vez que el genio de este tipo de publicidad había salido de la lámpara, volver a meterlo dentro era difícil», aseguró el historiador Ben Pimlott en la biografía que escribió sobre la monarca. Seis décadas después, parece que la Monarquía no ha conseguido controlar al genio de la lámpara.
La enfermedad de Kate pasa factura a William
El príncipe William inicia nuevo curso con nueva imagen, luciendo ahora barba. Pero el acto protagonizado el jueves presidiendo el desfile Sovereign’s Parade, en la Escuela Real Aérea de Cranwell, ha generado preocupación. El hijo del rey Carlos III, que en su vuelta al trabajo contó que a su esposa todavía le queda un largo camino por recorrer en su cáncer, tenía un aspecto cansado. El uniforme de la RAF le quedaba grande. Se le veía muy delgado y cansado, un hecho que ha suscitado todo tipo de comentarios y especulaciones.
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