Opinión médica

La patología que sufre el rey Carlos III, explicada por un urólogo

José Luis Álvarez-Ossorio, presidente de la Asociación Española de Urología, detalla a LA RAZÓN en qué consiste la obstrucción prostática benigna que obliga al monarca a pasar por quirófano

R.Unido.- El rey Carlos III será tratado la próxima semana por problemas de próstata
R.Unido.- El rey Carlos III será tratado la próxima semana por problemas de próstataEuropa Press

El Palacio de Buckingham ha comunicado que Carlos III deberá pasar por el quirófano la próxima semana para tratarse una condición benigna conocida como obstrucción prostática benigna, que consiste en un crecimiento celular no cancerígeno, muy común en los varones mayores de 50 años. "Al igual que miles de hombres cada año, el rey sufre agrandamiento de la próstata. La dolencia de Su Majestad es benigna y acudirá al hospital la próxima semana para un procedimiento correctivo. Los compromisos públicos del rey se pospondrán durante un breve período de recuperación", explica el comunicado.

LA RAZÓN ha contactado con el doctor José Luis Álvarez-Ossorio, presidente de la Asociación Española de Urología y jefe de servicio de urología del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz, para conocer algo más acerca de esta dolencia. Nos confirma que, efectivamente, "se trata de una patología con elevada prevalencia, que afecta sobre todo a varones mayores de 50 años y genera alteraciones en su calidad de vida". Se caracteriza por un crecimiento benigno de la próstata y se debe, según explica, principalmente a los cambios hormonales propios de la edad, aunque pueden influir otros factores, como diabetes, obesidad o hipertensión. Dado el envejecimiento progresivo de la población, se espera que la prevalencia sea creciente.

Álvarez-Ossorio aclara que "benigno significa que no es cáncer". Las primeras señales de este crecimiento de la próstata son problemas al orinar, urgencia frecuente de orina, especialmente durante la noche, chorro débil de orina o incluso incontinencia. Generalmente son los síntomas que motivan al paciente a acudir de forma voluntaria a la consulta médica.

La cirugía tiene como objetivo eliminar esa obstrucción que impide la salida de la orina de la vejiga. Hay diferentes procedimientos, aunque los más comunes son la resección transuretral de la próstata y, en casos de próstatas más agrandadas, una cirugía abdominal conocida como adenomectomia para eliminar el tejido dañado. Igualmente se está utilizando cada vez más el láser de Holmio, que permite extraer el tejido crecido de la próstata intacto en su totalidad de manera mínimamente invasiva. Hay otras técnicas, algunas en fase de desarrollo, pero estas son, según explica Álvarez-Ossorio, las más frecuentes.

El urólogo recalca la importancia de consultar con el especialista desde el inicio de cualquier síntoma para facilitar una detección precoz y poder tratar de forma adecuada esta dolencia. En esto incide también el comunicado de la Casa Real británica: "Su Majestad ha querido dar los detalles de su diagnóstico para alentar a otros hombres que puedan estar experimentando síntomas a hacerse controles, de acuerdo con los consejos de salud pública".