
Entrevista
Pepa London: la firma española que enamoró a Kate Middleton
Hablamos con la diseñadora que vistió al príncipe George y ha llevado el romanticismo andaluz al corazón de Kensington.

Cuando aterrizó en Londres hace más de una década, lo hizo con una maleta, un puñado de recuerdos de la infancia en España, y una sensibilidad estética que todavía no sabía que se convertiría en una firma. Pepa González no imaginaba entonces que aquel nuevo capítulo en su vida acabaría convirtiéndola en la fundadora de Pepa London, una de las marcas de moda infantil más queridas por la realeza europea.
Lo que encontró en la capital británica fue un estilo infantil encantador pero con un vacío evidente: faltaba ropa clásica, bien confeccionada, cargada de historia y de intención. Fue trabajando con familias londinenses, observando los vestidores de sus hijos, cuando comprendió que podía ofrecer algo distinto. Algo que uniera el alma romántica de la moda española con la sobriedad elegante del legado británico.
Desde un principio, Pepa supo que su herencia cultural debía impregnar cada prenda. «En España –recuerda– se honra el detalle: los bordados minuciosos, el smocking tradicional, las telas nobles». Ella quería rescatar esa dedicación artesanal y darle un lugar en el mercado británico. Y lo hizo aliándose con talleres familiares, utilizando técnicas heredadas y creando prendas que no solo visten, sino que cuentan una historia.
Aquel momento que cambiaría el rumbo de su marca –y de su vida– llegó «cuando el Príncipe George apareció en un retrato oficial por su tercer cumpleaños con un conjunto de Pepa London». «Para mí, más allá de la repercusión mediática, fue una validación íntima: una prenda creada con amor se había convertido en parte de un recuerdo imborrable de una familia», asegura.

Hoy, su firma no se limita a vestir niños; crea lo que ella llama «prendas de herencia»: «piezas pensadas para resistir el paso del tiempo, tanto en forma como en valor emocional. Siluetas clásicas, tejidos naturales y una confección impoluta son los elementos que, en su visión, definen lo que es verdaderamente atemporal», destaca.
El equilibrio entre el romanticismo español y el clasicismo británico es una conversación continua en sus colecciones. Y asegura que «donde unos verían contraste, yo encuentro armonía: flores de Liberty con bordados delicados, trajes marineros con acabados hechos a mano. Cada look parece surgir de un puente invisible entre Sevilla y Chelsea».
«Iniciar esta aventura sin formación en moda no fue sencillo», admite. Pero su experiencia en marketing y su pasión por lo bien hecho fueron sus grandes aliadas. «El primer año me enseñó dos cosas fundamentales: paciencia y resiliencia. Y en el Reino Unido, un país que celebra el espíritu emprendedor, encontré el ecosistema ideal para dar forma a mi sueño».
Con el paso del tiempo, su idea de éxito también ha madurado. «Si en los inicios se trataba de crecer y vender más, hoy valoro el equilibrio, el tiempo con mi familia y la coherencia con los valores que le dieron origen a la marca. Por eso, los viernes son sagrados: tiempo para mí, para mis hijos, para reconectar», señala.

La maternidad, confiesa, «ha sido mi mejor escuela de liderazgo. Me ha enseñado a escuchar, a empatizar, a crear desde el amor y a sostener con calma incluso los días más turbulentos». Todo eso se refleja en sus diseños, donde lo práctico y lo poético se dan la mano.
Mientras la moda infantil se vuelve más versátil, Pepa percibe una tendencia clara hacia «lo duradero y lo auténtico». «Los padres ya no buscan volumen, sino significado. Quieren que sus hijos se vean como lo que son: niños. Y ahí está el corazón de Pepa London», destaca con convicción.
¿El futuro? «Seguir contando historias a través de cada colección, embarcarse en colaboraciones que celebren la infancia, la tradición y la artesanía, y no perder de vista nunca lo esencial: crear ropa con alma», afirma.
Y si pudiera vestir a cualquier figura real del pasado, no duda: «la reina Isabel II de niña. Imagino sus rizos dorados y su espíritu curioso con un vestido clásico de Pepa London y un sutil guiño marinero, en honor a su linaje naval. Sería como coser un pedazo de historia dentro de la suya propia», se atreve a imaginar.
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