
Polémica
Publican vídeos porno falsos de la princesa Amalia Holanda usando inteligencia artificial
Las autoridades han puesto el foco en un hombre de 73 años, sospechoso de ser el autor de las imágenes

La princesa Amalia de Holanda no gana para disgustos. Tras atravesar uno de sus años más complicados tras verse amenazada por la mafia de su país, una situación que la obligó a dejar su piso de estudiante en Ámsterdam y volver al segurísimo palacio, la heredera sufrió hace semanas una caída mientras montaba a caballo que le provocó una fractura en el brazo.
Ahora que se encuentra recuperada y que debería estar celebrando su reciente graduación en la universidad, la hija mayor de los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda se enfrenta a una nueva crisis de lo más desagradable.
Tal y como informa el diario holandés Algemeen Dagblad, un sitio web ha publicado y distribuido imágenes pornográficas falsas de la princesa Amalia de Holanda, creadas con inteligencia artificial. Concretamente, se ha utilizado la técnica conocida como “deepfake”, que consiste en sintetizar o intercambiar rostros en fotos o vídeos, haciendo que parezca que una persona está diciendo o haciendo algo que en realidad nunca hizo.
En Países Bajos, la distribución de este tipo de vídeos que usan la imagen de terceros es un delito, y las autoridades ya han puesto el foco en un hombre holandés de 73 años, que sería el autor de las imágenes falsas de la princesa Amalia.
Los vídeos se alojaron en una web pornográfica especializada en vídeos “deepfake” y que lleva años en el punto de mira de las autoridades. Resulta complicado dar con sus autores y administradores porque cambian constantemente de servidores. Solo en Holanda, el sitio contaba con unos 650.000 usuarios registrados y más de 200.000 visitantes al mes. En total, los vídeos manipulados fueron vistos aproximadamente dos millones de veces.

Esta práctica, que ha afectado también a actrices y celebridades internacionales como Rosalía, constituye una forma de violencia digital que puede tener graves consecuencias psicológicas y reputacionales para las víctimas. La facilidad con la que estos contenidos se difunden en redes sociales y foros convierte el problema en un desafío urgente para la protección de la privacidad y la dignidad de las mujeres.
En España, la creación y difusión de este tipo de materiales está penada por la ley. El Código Penal contempla sanciones para quienes fabriquen o distribuyan imágenes manipuladas con fines sexuales sin autorización, considerándolo un delito contra la intimidad y, en algunos casos, como violencia de género digital.
Expertos y colectivos feministas insisten en que, más allá de las sanciones, es fundamental reforzar la educación digital y la responsabilidad de las plataformas para frenar la viralización de estos montajes. El caso de Rosalía y de la princesa Amalia de Holanda es un ejemplo de cómo el uso indebido de la inteligencia artificial puede derivar en acoso masivo y en la necesidad de nuevas políticas públicas para proteger a las víctimas.
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