Subasta

Sale a la luz el trato de Wallis Simpson a Eduardo VIII en su lecho de muerte

Las memorias del mayordomo Alan Fisher, ahora subastadas, revelan nuevos detalles de los duques de Windsor

Wallis Simpson
Wallis SimpsonAgencia AP

No es fácil poner el punto final a la historia de amor de Wallis Simpson y Eduardo VIII. Por mucho que se conozca el relato de este rey que renunció al trono para casarse con una estadounidense divorciada, hace ahora 87 años, siempre aparece un matiz o una puntualización que renueva el interés por la pareja. El último en salir a la palestra mediática ha sido otro mayordomo infiel: Alan Fisher. Después de servir al matrimonio en su casa de Bois de Boulogne, Francia, escribió su libro de memorias.

Lo que ahora le devuelve a la actualidad es la subasta que ha celebrado la casa Hansons Auctioneers, en la localidad británica de Derbyshire. La pieza central del lote vendido han sido esas memorias, pero incluía también fotografías reales inéditas y algunos recuerdos. La puja se cerró por 5.000 euros, aunque, más que la cantidad, interesan los detalles, especialmente algunas páginas de su biografía. Fisher describe, por ejemplo, su primer encuentro con Wallis Simpson como una escena cinematográfica. «Escuché el sonido de los tacones altos sobre el frío mármol acercándose lentamente. Ella caminaba hacia mí. Sentía mi corazón en la boca. Luego, a la luz de las velas apareció el brillo de los diamantes, numerosos. Tenía una cálida sonrisa, su mano extendida, ojos de un violeta profundo y sorprendente, su voz agradeciéndome por unirme a la casa y deseándome que fuera feliz entre ellos. Era 1954 y ella estaba en su apogeo».

Wallis Simpson, una de las mujeres que hizo temblar los cimientos de la monarquía británica
Wallis Simpson, una de las mujeres que hizo temblar los cimientos de la monarquía británicaThe Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby'sAgencia EFE

Fisher tenía entonces 24 años y ya gozaba de gran predicamento. También su esposa, Norma, trabajaba como criada de Wallis, por lo que el joven matrimonio compartió durante años la vida cotidiana de los duques de Windsor. Alan se definía a sí mismo como «el mayordomo perfecto ve todo, lo sabe todo, pero no dice nada». Tal vez fue así, pero poco antes de jubilarse decidió que tenía muchas cosas que contar. Empezó a escribir y cuando tenía cientos de páginas contactó con un productor estadounidense interesado en adaptar sus memorias a la televisión. Alan murió en 2006 sin ver cumplido este hipotético proyecto.

Tras su fallecimiento, todas sus notas, correspondencia personal y recuerdos fueron a parar a sus sobrinos, Georgina Edwards y David Summers. Después de años de acumular polvo, han decidido venderlos en una subasta con el fin de darles una mejor vida. El lote incluye cientos de manuscritos y páginas mecanografiadas o el retrato ecuestre de Eduardo VIII durante su época como Príncipe de Gales, un regalo que le hizo el duque a Alan en Navidad de 1956. El mayordomo guardó incluso la invitación para el funeral de Wallis, en 1986, o una fotografía inédita del duque de Windsor vestido como caballero de la Orden de la Jarretera.

Wallis Simpson y Eduardo VIII (AP Photo, File)
Wallis Simpson y Eduardo VIII (AP Photo, File)(AP Photo, File)Agencia AP

En estas memorias, el autor detalla que los Windsor vivían con un nivel más alto que el de la familia real. Aunque reconoce que la duquesa le enseñó todo lo que se podía aprender, dice que su temperamento era complicado y sus exigencias tan despiadadas que estuvo a punto de rendirse. La describe como una «reina dictatorial» que jamás amó a Eduardo. Nunca estuvo satisfecha por su decisión de abdicar y le fastidiaba su debilidad. Su comportamiento marital era el de una auténtica tirana o el de una madre hacia su hijo.

Uno de los episodios más estremecedores es el de los últimos días del duque de Windsor. Durante su agonía, ella no dejó de organizar cenas sociales. Ya en su lecho de muerte, le pidió que se acercase. Cualquier gesto de cariño habría sido importante, pero su esposa, a punto de salir, no se preocupó más que por el vestido elegido. A pesar de todo, la amó hasta el final.

De Wallis a Meghan, la historia repetida

El paralelismo de Wallis Simpson, una mujer estilosa, independiente e influyente, con Meghan Markle es recurrente. A propósito o de forma casual, la duquesa de Sussex escoge en momentos clave estilismos que parecen sacados de su guardarropa. Ambas, divorciadas antes de llegar a la Corte, hicieron tambalear la Corona británica.

El príncipe Harry junto a Meghan Markle
El príncipe Harry junto a Meghan MarkleInstagram

Coinciden incluso en ese carácter déspota que describen las personas a su servicio. Incluso llegaron a la vida de sus respectivos príncipes, dos hombres de personalidad frágil, a la misma edad, 34 años. Pero aunque se vea en Meghan la nueva Wallis, los británicos anhelan un destino diferente para Harry y aún confían en la vuelta a sus deberes reales.