William y Camilla, el príncipe y la madrastra, más cómplices que nunca ante las adversidades

En medio de todo el revuelo con el «Kategate», la Familia Real ha decidido seguir la máxima que rigió la vida de Isabel II: «Nunca quejarse, nunca dar explicaciones». Mostrándose ajenos a las rocambolescas teorías de conspiración, el príncipe William y la reina Camilla han intensificado esta semana sus agendas. Y en todos los actos, la misma fórmula: rostro relajado y sonrisas. No se ve atisbo de preocupación. Es más, ante la ausencia de Carlos III y Kate, el heredero al trono y su madrastra se han mostrado más cómplices que nunca, conscientes de la fuerza que tienen las imágenes. Con los cónyuges convalecientes, ambos se entienden mejor que nunca.

La relación entre ellos no siempre fue fácil. En su controvertida biografía, «Spare», el príncipe Harry revela que tanto a él como a su hermano les costó aceptar a la pareja de su padre. Es más, le llegaron a pedir que nunca se casara con ella. Camilla no queda especialmente en buen lugar en el libro donde se la presenta como una persona «peligrosa» capaz de hacer cualquier cosa por intentar mejorar su imagen pública a costa de empeorar la del resto.

Un pilar fundamental

Sin embargo, en los momentos tan complicados por los que pasa ahora la institución se ha convertido en pilar fundamental y gran apoyo para el príncipe William. Ambos mostraron gran sintonía en la celebración del Día de la Commonwealth, uno de los actos más importantes para la Monarquía. La misa en la Abadía de Westminster la semana pasada tenía lugar horas después de que otra polémica fotografía de Kate en la parte de atrás de un coche saliera a la luz avivando más rumores y preguntas sobre su autenticidad. Pero William y Camilla hicieron piña ante las adversidades.

Conscientes de la importancia de evitar a toda costa la imagen de trono vacío, ambos han intensificado sus apariciones esta semana. Mientras que el heredero al trono realizó una visita privada a Combermere Barracks en Windsor como coronel de la Guardia Galesa, la reina consorte ha estado en la Isla de Man e Irlanda del Norte.

Prueba de vida

Por su parte, Carlos III se fotografió en el encuentro que mantuvo en privado con cuatro veteranos de la Guerra de Corea antes de la recepción que se ofreció en el Palacio de Buckingham. Pese a que el monarca sigue apartado de la agenda pública por el tratamiento de un cáncer no especificado, continúa con sus deberes como jefe de Estado. Durante todo este tiempo, el Palacio de Buckingham ha publicado por los canales oficiales fotos donde se le ve reunido con el primer ministro o manteniendo videoconferencia con mandatarios de otros países.

El balance ha sido aplaudido por los expertos que criticaron el mutismo que existió en torno a Kate hasta el viernes pasado, cuando la princesa comunicó que padece cáncer. Los analistas consideraron que si el Palacio de Kensington –residencia oficial de los príncipes de Gales– hubiera mostrado fotografías de ella no se habría armado tanto revuelo. La expectación era tal que el exclusivo hospital London Clinic donde se sometió a la cirugía abdominal ha abierto una investigación después de que tres trabajadores hayan intentado acceder a su historial médico. El Gobierno británico, la oposición e incluso la misma Iglesia Anglicana de Inglaterra han salido en defensa de la mujer del heredero defendiendo que tiene derecho a su privacidad.

El regreso de Carlos III podría ser el 15 de junio, cuando se celebra el Trooping the Colour, una ceremonia con más de 260 años de tradición que suele llevarse a cabo pocos días antes del inicio del verano. Sirve como celebración oficial del cumpleaños del monarca desde que Jorge III se convirtiera en rey en 1760. Isabel II desfiló a caballo hasta cumplidos los 60 años, que pasó a participar en carroza en el desfile. Y esta sería la opción que se estaría valorando ahora para su hijo. Si el año pasado celebró por primera vez la ceremonia a caballo, en palacio estarían pensando en que esta vez participe en carroza.