Christian de Hannover, el príncipe alemán que decidió vivir como un español

Pablo Clemente Francisco Pedro Güelfo Guillermo Ernesto Federico Francisco de Hannover, o Christian, a secas, como a él le gusta que le llamen sus amigos españoles. Estos diez nombres distintos para designar a Christian de Hannover, heredero número 453 en la línea sucesoria de la corona británica. El joven, que hace unos días cumplía 38 años, disfruta en la capital desde hace más de una década de ese particular reino sin corona que ha formado junto a su mujer, Alejandra de Osma Foy y sus dos hijos, Nicolás y Sofía.

Christian, hijo menor Ernesto de Hannover y su primera esposa, Chantal Hochuli, abandonó la vida acomodada de Marienburg, el palacio neogótico en Baja Sajonia (Alemania), sede de la Casa de Hannover, para mudarse a Madrid. Su idea era cursar sus estudios universitarios en el Instituto Empresa, un centro de prestigio internacional en Madrid y de paso poner tierra de por medio de la delicada situación conyugal que vivía su padre, cuyo matrimonio con Carolina de Mónaco hacía aguas. La vida de la capital cautivó al joven, que disfrutaba del anonimato, fraguando nuevas amistades con los «cachorros» de las élites más pudientes de la capital con los que mantiene amistad a día de hoy.

Alteza sin reino

Por entonces Christian (con tratamiento de alteza real) era un príncipe sin opciones de ser rey -y sin ningún interés en serlo-, que disfrutaba como un joven más de la vida mundana de la capital sin ser escrutado por su apellido. De esta época surge su relación con Sassa. La joven había llegado a Madrid para cursar un máster sobre dirección de empresas de moda. La pareja comenzó conviviendo en un piso de un edificio señorial muy cercano a la calle Barquillo, de Madrid, pasando completamente desapercibidos. Su integración en los círculos de la jet madrileña, especialmente Sassa, hizo que perdieran el anonimato convirtiéndose en asiduos de las fiestas de postín de la capital. Sassa creó junto a su amiga, Moira Laporta, la firma de bolsos de lujo Moi&Sass, donde vendían creaciones de lujo con la vitola «made in Spain». La sociedad Dos Andes Luxury Group SL, que gestiona la empresa perdió en 2020 la mitad de sus ventas, facturando por debajo de los 20.000 euros. Además de su faceta como empresaria, es embajadora de conocidas firmas de moda y belleza, como Estée Lauder o Chaumet.

Ladrillos y cosméticos

Paralelamente, Christian ha desarrollado su carrera profesional en diferentes ámbitos. En 2015 fundó Amberley Investments SL, una empresa domiciliada en el barcelonés Paseo de Gracia, dedicada a la explotación y mantenimiento de páginas web y el hospedaje y el registro de dominios. Para su primera aventura en el mundo empresarial, contó con uno de sus amigos Cristian Juncadella Hohenlohe Langerburg, hijo de Cristina de Hohenlohe y José María Juncadella. La madre de su socio también pertenecía a una alta dinastía alemana con sede en Baviera.

En 2018 creaba Experane SL, una sociedad inmobiliaria centrada en la compra, venta y parcelación de solares, de la que Christian es administrador único. En 2021 fundaba Seaworks Spain SL, dedicada a la fabricación de perfumes y cosméticos.

Su última aventura empresarial data de mayo de 2022, cuando creaba otra sociedad relacionada con el ladrillo, Green Vista Real Estate SL, dedicada a la construcción de edificios residenciales y la rehabilitación de viviendas.

Su padre, un rebelde domado en Madrid

Ernesto de Hannover también ha encontrado la ansiada estabilidad en Madrid. Con casi 70 años y una economía no muy boyante, ha encontrado un reducto de paz cerca de sus nietos y del brazo de Claudia Stilianopoulos, la hija de Pitita Ridruejo. Pero de la piel de toro no solo le gusta España, también le encanta Portugal y entre esos dos países vive en casas de alquiler. Antes estuvo viviendo en el hotel Palacio de los Duques Gran Meliá, donde tuvo un altercado con los empleados, y estuvo otra temporada en el hotel Santo Mauro.