La Infanta Cristina teme por el futuro de su hija Irene: ¿Será la nueva influencer Borbón?

Quela Infanta Cristina afrontará el verano como una mujer divorciada es algo inamovible y ha sido confirmado por este medio. La relación con Iñaki Urdangarin como pareja está totalmente rota, pero siguen guardando una correcta relación como familia y padres de cuatro hijos, que nunca se han decantado por ninguno de sus progenitores. Al parecer, el otoño pasado se precipitaron las cosas cuando salió la portada de la revista «Diez Minutos» en las que aparecía el exduque de Palma llorando a lágrima viva en el interior de su vehículo en Vitoria, donde era acompañado su actual pareja, Ainhoa Armentia. Las constantes idas y venidas de la Infanta Cristina a Abu Dabi, donde reside su padre, y los viajes de Don Juan Carlos a Suiza, donde reside la hermana de Felipe VI con su hija, han ayudado para que ella esté bien asesorada a la hora de tomar su decisión final.

Entre tanta consultoría, la Infanta Cristina ha tenido distintos comportamientos. No ha querido romper nunca la relación con la que fue su familia política y ha asistido a dos bodas en el País Vasco e incluso, no ha evitado el lugar que fue refugio físico y emocional de la pareja, la localidad francesa de Bidart. Y esto causó cierto malestar al que va a ser su exmarido.

La salida de prisión de Urdangarin no fue un camino de rosas, como él esperaba, y su situación tanto anímica como económica no era buena. Ahora, con la mediación y el consejo de Don Juan Carlos, se ha llegado a un acuerdo placentero para todas las partes. Así no solo se da libertad sentimental a la Infanta Cristina, que ya ha empezado a aparecer en actos públicos, sino también se rehabilita su figura como hermana del actual rey. Hablamos por ejemplo del emotivo encuentro entre Mario Vargas Llosa y Don Juan Carlos, con motivo del nombramiento del escritor miembro de la Academia Francesa. La Infanta apareció radiante del brazo de su padre, con una imagen renovada, muy guapa y muy simpática. El paso estaba dado y era hora de abandonar rencores pasados y tirar para adelante, como hizo, con éxito, su hermana, la Infanta Elena.

La bella (y escondida) Irene

Por otro lado, el gran escollo del divorcio inmediato, como propone la revista «Lecturas» que habla del mes de abril, es Irene Urdangarin. La bellísima joven tiene 17 años y alcanza su mayoría de edad el próximo 5 de junio. Los 18 años de Irene facilitan en sobremanera el divorcio de sus padres que ya no tienen que acordar su custodia y simplifica mucho las cosas. Pero hay algo más. La mayoría de edad implica cierta autonomía para decidir su futuro, algo que preocupa a su madre. Su niña aplicada se mira en el espejo de su prima [[LINK:EXTERNO||||||Victoria Federica ]]y esto es algo que asusta a la familia, porque el exceso de proyección pública nunca ha sido bien visto en el apellido Borbón. Urdangarin padre parece no querer meterse en esos jardines y aboga por la felicidad de su hija, a la que adora.

Irene siempre ha sido una adolescente muy discreta y con mucha personalidad. La joven no dudó en viajar sola en más de una ocasión a visitar en la cárcel de Brieva a su padre. Se alojaba en Zarzuela con su abuela Sofía y no necesitaba a ninguno de sus hermanos para acompañarla. Sin embargo, en Madrid nunca ha tenido un círculo de amigos consolidados, a pesar de que ha quedado más de una vez con otras niñas que habían pasado por su colegio de Ginebra y que ahora residían en la capital, al ser trasladados sus padres a esta ciudad. Era normal que estas chicas se desplazasen en Uber a Zarzuela cuando Irene decidía ir a visitar a su padre y, de paso, estar un finde semana en Madrid en casa de la abuela.

Pero, la ciudad que siempre ha enamorado a Irene es Barcelona. Allí pasó su infancia, están sus primos paternos y en esta ciudad ha tenido varios encuentros con su prima Vic, con la que tiene una relación más estrecha de lo que aparece. ¿Será Irene Urdangarin la nueva influencer Borbón?