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El Gran Duque de Luxemburgo, el hombre que marcó el destino de un país

El gran duque Juan falleció ayer a los 98 años, según anunció su hijo, el gran duque Enrique y actual jefe de Estado.

Fotografía de archivo del gran duque Juan de Luxembugo/Efe
Fotografía de archivo del gran duque Juan de Luxembugo/Efelarazon

El gran duque Juan falleció ayer a los 98 años, según anunció su hijo, el gran duque Enrique y actual jefe de Estado.

La muerte de un ex Jefe de Estado es siempre un acontecimiento relevante. El gran duque Juan de Luxemburgo, duque de Nassau, conde palatino del Rin, pero sobre todo soldado y afable caballero de los de antes, ha muerto tras una infección pulmonar a los 98 años el día de San Jorge, patrono de la caballería universal. Nacido en el castillo de Berg, vivió sus últimos años en el castillo de Fischbach. Este príncipe de la Casa de Nassau, pero también Borbón-Parma por varonía ha sido uno de los pocos monarcas contemporáneos que ha abdicado, aunque eso se haya convertido en una tradición en la Casa de Luxemburgo. En efecto, abdicó el año 2000 tras haber ascendido al trono en 1964 de resultas de la abdicación de su madre la gran duquesa Carlota, que reinó en el país desde que asumiera la corona después de que su hermana, la gran duquesa Adelaida, asimismo, abdicara. Carlota, era una Nassau, la histórica dinastía luxemburguesa desde que Adolfo de Nassau-Weilburg, tercer duque de Nassau, ascendiera al trono en 1890 convirtiéndose en cuarto gran duque de Luxemburgo.

Carlota casó con el príncipe Félix de Borbón-Parma, uno de los veinticuatro hijos de Roberto I, duque de Parma. Félix era hermano, entre otros, de María Luisa, esposa del príncipe Fernando I de Bulgaria, convertido en 1908 en rey de los Búlgaros, de Elías I, duque de Parma, de Javier, también duque de Parma y padre de Carlos Hugo, duque de Parma y pretendiente carlista a la Corona de España, de Zita, emperatriz de Austria por su matrimonio con el beato emperador Carlos I, o de Renato, casado con Margarita de Dinamarca, padres de Ana, reina consorte de Rumanía. Varios de los hermanos de Félix tuvieron graves problemas de salud, mental o física, o entraron en religión. No fue el caso del padre de Juan, eficaz apoyo para su prima y esposa la gran duquesa Carlota. Félix nunca adoptó el apellido dinástico Nassau ni renunció a su condición de príncipe de Parma, siendo creado príncipe de Luxemburgo un día antes de casarse.

En 1986 el gran duque Juan renunció para sí y su familia a sus títulos Borbón-Parma. Carlos Hugo, duque de Parma, había considerado desigual el matrimonio en 1981 del actual gran duque Enrique con la cubana María Teresa Mestre. En 1995 Juan estableció que el título de príncipe o princesa de Luxemburgo se reservaba para los hijos del soberano y el heredero del trono. Los descendientes por varonía del soberano serían príncipes y princesas de Nassau y Altezas Reales mientras que los de matrimonios no aprobados serían condes y condesas de Nassau. En 2004, reinando ya Enrique, hijo de Juan, se estableció que los descendientes de Juan, hermano de Enrique, casado morganáticamente, sería príncipes y princesas de Nassau y Altezas Reales, lo mismo que la esposa e hijos de su primo Roberto. Finalmente en 2009 el gran duque Enrique elevó a princesa de Luxemburgo y Alteza Real a la esposa de su hijo Luis.

El gran duque Juan, ahijado de Benedicto XV, se formó en Inglaterra, en el Ampleforth College y, tras la ocupación alemana de su país en 1940, que duró cuatro años, se exilió sucesivamente en París, Portugal y Estados Unidos, estudiando en la Universidad de Laval, Quebec City. El desterrado gobierno luxemburgués se instaló en Inglaterra durante la Guerra Mundial. Allí Juan se unió en 1942 a los Irish Guards graduándose en la Real Academia Militar de Sandhurst donde estudiaron reyes y príncipes como Alfonso XII de España, Leka I y (II) de los Albaneses, Hussein y Abdullah II de Jordania, Guillermo, duque de Cambridge, Enrique, duque de Sussex, Eduardo, duque de Kent, Miguel de Kent, Enrique, duque de Gloucester, Pablo, príncipe heredero de Grecia, Alois, príncipe heredero de Liechtenstein, o -en la propia familia del gran duque Juan- Guillermo, gran duque heredero, y Juan y Sebastián de Luxemburgo. El difunto gran duque estuvo en el desembarco de Normandía y en la batalla de Caen tomando parte en la liberación de Bruselas y en la de su propio país. Dejó el ejército británico en 1947 y fue hecho coronel de los Irish Guards en 1984 y general honorario del ejército británico en 1995. En 1961 fue nombrado Lugarteniente del Gran Ducado y ascendió al trono, como hemos dicho, al abdicar su madre. Su próspero reinado situó a Luxemburgo en unas cotas de estabilidad política, pujanza económica y logros sociales nunca alcanzados hasta entonces.

Su mujer tuvo mucho que ver en ese éxito. Nacida princesa Josefina Carlota de Bélgica, fallecida en 2005, hermana de los reyes Balduino y Alberto II de los Belgas, fue madre de sus hijos: Enrique, actual gran duque, María Astrid, casada con el archiduque Carlos Cristian de Austria, Juan, casado con Hélène Vestur, y luego con Diane de Guerre, Margarita, esposa de Nicolás de Liechtenstein y Guillermo, marido de Sibilla Weiller y Torlonia, nieta de la infanta Beatriz, hermana de Juan, Conde de Barcelona. La muerte del gran duque Juan, uno de los monarcas europeos más longevos, es una gran pérdida para su país y para el continente, como señaló el luxemburgués Jean-Claude Juncker, y es un símbolo de la historia de Luxemburgo, como subrayó el primer ministro Xavier Bettel. Murió con las botas puestas. Su última aparición fue para asistir en marzo a un foro contra la violencia sexual en zonas de guerra. Será enterrado como sus antepasados maternos, en la cripta de la catedral de Nuestra Señora de Luxemburgo donde se celebrarán sus funerales el 4 de mayo.