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Monterrey

El humillante pasado de Steve Jobs

El fundador de Apple, en la intimidad. La madre de su primera hija publicará un libro sobre su tormentosa relación

EL ALMA DE APPLE. Steve Jobs, cofundador de la multinacional, mantuvo una tumultuosa relación en los 70
EL ALMA DE APPLE. Steve Jobs, cofundador de la multinacional, mantuvo una tumultuosa relación en los 70larazon

Supo alzar la mirada sobre el muro de los convencionalismos y acabó consiguiendo hacer sumamente apetecible una manzana mordida. Pocos, hoy día, se atreven a cuestionar la brillantez intelectual de Steve Jobs, pero Chrisann Brennan, su primera novia y la madre de su primogénita, se ha acostumbrado a ser una excepción en la «trupé» de admiradores del cofundador de Apple. Su turbulenta relación, tan pronto iluminada por destellos románticos como por los desprecios del visionario en ciernes, desvelan el lado más triste y humillante del magnate, al que conoció en 1972 y con el que mantuvo un romance –que ella misma cataloga como «frío y caliente»– hasta su ruptura en 1977, cuando Brennan se quedó embarazada. «Estábamos completamente locos el uno por otro y, a veces, completamente aburridos. Le sugerí aque nos separásemos, pero él me dijo que no se atrevía a decir adiós», recuerda la primera novia del genio en el libro «The Bite in the Apple: A Memoir of My Life With Steve Jobs» («La mordedura en la manzana: memoria de mi vida con Steve Jobs»), que saldrá a la venta a finales de este mes y cuyo adelanto se publicó ayer en el «New York Post».

El libro desvela los claroscuros del cofundador de Apple y ofrece un retrato más íntimo de su vida en los 70, cuando aún no se había convertido en el rey de Silicon Valley. «Steve decía muchas veces que creía haber tenido una vida pasada como piloto de la Segunda Guerra Mundial» –escribe Brennan en el extracto–, «pero no es así como lo vi en 1977. Apple estaba despegando y Steve no iba en un avión, se encontraba en una nave espacial volando más allá de la atmósfera (...) Y estaba cambiando», relata.

Cierto patetismo

Brennan y Jobs, que se conocieron a los 17 años, cuando los dos estudiaban en Cupertino, compartían casa con el ingeniero informático Daniel Kottke, que actuó a modo de «salvavidas» entre ambos: «Steve quería que se viniese a vivir con nostros porque creía que él rompería la intensidad de lo que no estaba funcionando entre nosotros», confiesa la autora de las memorias, que recogen los albores del nacimiento de la multinacional y la transformación del carácter del que fue su presidente. Porque un genio en fase de construcción puede adolecer de cierto patetismo cuando intentan salvar su inseguridad tirando de despotismo. Y Brennan no duda en reflejarlo en su libro: «Steve siempre había sido un inadaptado brillante –y generoso–, pero en este momento no estaba gestionando bien su creciente poder. De hecho, fue abiertamente despótico. La excelencia siempre había sido una cosa maravillosa en Steve, aunque ahora la estaba usando como un arma», asegura, antes de añadir que el tiempo la ha hecho comprender «que él estaba aprendiendo a ganar poder al crear una autoimagen negativa en los demás. Comenzó a definirme más por lo que no era , que por lo que era» explica Brennan, que en la actualidad trabaja como pintora y diseñadora gráfica en Monterrey, California. Tras la ruptura a finales de los 70, Jobs mantuvo un litigio judicial con su primera novia para evitar reconocer la paternidad de su hija Lisa. De hecho, aún cuando una prueba genética de 1979 demostró que él era su progenitor, realizó unas polémicas declaraciones a la revista «Time» en las que aseguraba que «el 28 por ciento de la población masculina de Estados Unidos podría ser su padre». Las memorias desentierran viejas vergüenzas del pasado del fundador de Apple, fallecido hace dos años, y prometen llamar la atención del público incluso más que su película biográfica «Jobs» –el filme protagonizada por Ashton Kutcher que sigue en cartelera en España–.