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El último adiós a Sara Montiel
Colea el renacimiento marbellí auspiciado por Pablo de Honhenlohe, emprendedor donde los haya. Y si unos lloran el glamour perdido de aquella costa tan soleada, otros se vestirán de luto mañana a las 20:00h en Goya con Núñez de Balboa. Será el funeral popular por Sara en la iglesia de la Concepción, donde se rendirá de nuevo un homenaje a su figura rutilante, en los últimos tiempos con dificultades motoras que no la desanimaban a ir cada día al gimnasio –¡con 85 años!–. Funeral, imagino, apoteósico dentro del recogimiento y cabe imaginar que en la zona no se podrá dar un paso.
Como el Cid
Ella sigue ganando batallas después de muerta. Es como El Cid, y las televisiones le sacan provecho: «La violetera» y «Carmen la de Ronda» batieron récords durante su emisión, como también el «¡Qué tiempo tan feliz!» de María Teresa Campos. Hubo canciones y Miguel Poveda puso voz a sus grandes éxitos –el hombre está que no para en su papel de resucitador de la copla–, pero olvidó «Ojos verdes», que Sara cantaba a Maurice Ronet en «Carmen la de Ronda». Es un tema de Juan Mostazo incluido en el recopilatorio de 38 temas que Emi saca hoy en una edición extra, prólogo a un estuche con 60 L.P.s que se prepara. Incluye sus grandes éxitos –desde el tango a la sabrosona «Chambelona» cubana–, pero sin el repertorio de sus películas mexicanas.
La Campos hizo el mejor récord de su programa vespertino. Fue un alarde de labor de documentación, con vídeos y fotografías inéditas. Yo aporté alguna, como la que reúne a Sara e Imperio Argentina, con la voluntariamente retirada Paca Rico o con el duende de la danza Pilar López. Tengo otro documento también inestimable en el que Sara formaba cuarteto con Nuria Espert, Nati Mistral y Montserrat Caballé, a la que admiraba y con quien grabó –un regalo de la diva– «La violetera». Incluso le donó la partitura original del maestro Padilla, de cuando Caballé lo versionó en 1964.
Me aseguran que Tony Hernández ya hizo un informe previo para salir en el próximo «Sálvame Deluxe» –era de esperar–, aunque, como ya conté, el anticipo no satisfizo del todo a Carlota Corredera, directora del espacio. «Esperaba más» del cubanito aprovechado y sosón. «Ella se quejaba de que a Tony no se le paraba», me descubre una de sus íntimas. A fin de cuentas, todos lo imaginábamos. Sorprende, pero menos.
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