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Lo que queda del vestido de Salomé 50 años después

De ese modelo se dijo que solo quedaba un retal de quince centímetros, ahora se va a restaurar para su exposición en el Museo Pertegaz

Vestida con un mono de flecos de canutillos dorados de Pertegaz, Salomé triunfó en Eurovisión / Efe
Vestida con un mono de flecos de canutillos dorados de Pertegaz, Salomé triunfó en Eurovisión / Efelarazon

De ese modelo se dijo que solo quedaba un retal de quince centímetros, ahora se va a restaurar para su exposición en el Museo Pertegaz.

En 1969, el Gobierno español quería impresionar al mundo. Era la ocasión para mostrar una imagen moderna del país a través de un certamen de la canción que en aquel momento hacía que se parara Europa. Para ello, vistió de gala con 15.000 claveles el escenario del Teatro Real y encargó a Salvador Dalí el cartel del evento y a Amadeo Gabino, la estrella de cinco metro y 350 kilos que decoraba las actuaciones. Pero lo más recordado, además de la victoria de cuatro países (España, Holanda, Reino Unido y Francia) es, sin duda, el diseño que la representante española, Salomé, lució ese día.

«Llegaron unos señores muy encorbatados de RTVE al estudio», recuerda Dione Pertegaz, sobrina del genial diseñador aragonés y la persona que más de cerca siguió el proceso de creación de este traje. «Mi tío estaba en Barcelona, así que les atendí yo. Necesitaban un traje para Eurovisión y les invité a que escogieran uno de los 150 que formaban la colección. Además, me dijeron que querían que fuera un préstamo y les contesté que en Pertegaz no se prestaba nada. Se fueron y al cabo de ocho días volvió una señorita encantadora, muy simpática y cariñosa. Era Salomé y con ella la cosa fue diferente». Las dos mujeres se entendieron bien desde el primer momento. Ellas fueron las que entre todos esos diseños se fijaron en uno, la estrella de la colección, un mono de flecos de canutillos dorados de porcelana con ventana en los costados. «Ese color daba muchos problemas en cámara, así que se hicieron muestras en gris perla, verde y turquesa. Eligieron el turquesa», comenta Dione que dice no recordar el precio de ese diseño, aunque algunas fuentes hablan de más de un millón de pesetas. «El vestido costó mucho dinero, pero es que era el traje más caro de la colección: era un diseño bordado con canutillos hechos a mano que tenía que ir perfectamente adaptado al cuerpo». Solo se hizo una modificación del diseño original: se le añadieron mangas.

En una entrevista en Canal Sur, la propia Salomé reconocía que vio el vestido terminado momentos antes de salir al escenario, ya que ella solo se había probado el forro, y que en la televisión «parecía paja»: RTVE tenía el compromiso de retransmitir el festival en color para Europa, pero en España solo se vio en blanco y negro (sucedió lo mismo con el Courrèges de Massiel). El look se culminaba con unos collares y unos pendientes préstamo de Pertegaz («es lo único que le dejamos», confiesa Dione) y un peinado de Durán. De ese modelo que hizo historia se dijo durante mucho tiempo que solo quedaban un retal de quince centímetros, pero lo cierto es que ha llegado hasta nuestros días en su totalidad. La propia Salomé ha guardado durante este tiempo el modelo.

«Se conserva en su gran medida, pero debe de ser restaurado y ahora mismo no se puede exponer. Ha pasado mucho tiempo y es una pieza muy delicada», explica Javier Hernández, periodista y especialista en Pertegaz e impulsor de la recuperación de esta pieza tan icónica de la historia de la moda española. «El alma del vestido es una gasa muy delicada sobre la que se asienta el bordado. Hay que analizar el tipo de hilo con el que se bordó y realizar las reintegraciones que con el paso del tiempo ha perdido». La Universidad de Valencia y la Escuela Superior de Diseño de la misma ciudad se están encargando de este proceso para el que actualmente se buscan fondos. «Nos gustaría poder tenerlo listo para finales de año, pero hace falta dinero», dice Hernández. «Se pretende que, una vez restaurado, forme parte del futuro Museo Pertegaz que se quiere inaugurar en Teruel. Sería un proyecto similar al de Balenciaga en Getaria y hasta la fecha ya se ha puesto mucha gente en contacto con nosotros para realizar donaciones para este proyecto». El traje de Salomé, eso sí, no fue la única gran representación de la moda española en ese festival.

Laura Valenzuela, presentadora de la gala, lucía otro mono, en este caso de la catalana Carmen Mir, y Massiel, que entregó el galardón como ganadora del año anterior, sorprendió con un vestido de 103 chinchillas y 6.000 brillantes valorado en más de un millón y medio de pesetas. De ese sí que no queda nada.