Paternidad
José Daniel, el hijo que Carlos Baute ignoró durante años
Fue Astrid Klisans, la mujer del cantante quien le animó al reencuentro
Ahora va de padre modelo, pero hace años, Carlos Baute ignoró sistemáticamente a su primogénito, José Daniel, el hijo que tuvo durante una relación adolescente con Nayera Arellán. El tenía 15 años y ella 14. Hace unas semanas se publicaba en «¡Hola!» un amplio reportaje en el que José Daniel posaba junto a Carlos, su esposa Astrid Klisans y sus otros tres hijos.
La vida de José Daniel no ha sido un camino de rosas. Hasta que su progenitor decidió mantener una relación normal con él, en 2020, malvivía en la localidad jienense de Baeza, con escasos recursos económicos y una separación sentimental que le dejó muy marcado psicológicamente.
Por aquel entonces, pude entrevistarle y me confesó que «supongo que mi padre seguirá pasando de mí, yo quisiera verle, hablar con él, despejar dudas. ¿Por qué me rechaza si soy su hijo?».
Y es que, en 2013, una sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 17 de Madrid, declaró al cantante padre biológico del venezolano. Siete años después, y tras demandar José Daniel al cantante en un juzgado de Móstoles, solicitándole una pensión de alimentos de 1.400 euros mensuales, llegaron a un acuerdo extrajudicial, y Carlos Baute pidió perdón a su hijo por todo el daño que le había causado.
Recuperar el tiempo perdido
Carlos me dijo entonces que «estamos los dos muy felices, hay que olvidar todo lo malo. Después de tantos malentendidos por ambas partes, José Daniel y yo mantenemos la relación que deberíamos haber tenido siempre». Y en junio de 2021 subía un claro mensaje a sus redes sociales: «Te pido perdón por mis errores y de ahora en adelante vamos a recuperar el tiempo perdido. Te quiero hijo».
Dicen que fue Astrid la que insistió a su marido para que regularizara su relación con José Daniel. Y, de hecho, le abrió las puertas de la familia y de la casa matrimonial. El mismo Baute contó hace unos días que el encuentro de la reconciliación fue el 20 de junio de hace dos años. Carlos llamó a su primogénito y le pidió que se citaran en casa de un amigo. Al verse se fundieron en un gran y emotivo abrazo.
Atrás quedaba un pasado injusto para José Daniel, ignorado por su padre y saliendo adelante malamente. Abandonó Venezuela por amor y se trasladó a Baeza, donde le esperaba una pareja que acabó rompiendo con él. La humillación y la decepción constante le persiguieron durante años. Se sentía abandonado y perdido.
Aclarados los desafueros, José Daniel sigue viviendo en Jaén y Carlos en Madrid, pero suelen verse con frecuencia. La distancia no impide el contacto y hablan por teléfono casi todos los días. Uno de los sueños del treintañero es conseguir que su madre, Nayera, pueda viajar hasta España para vivir con él. Ella, por su parte, se ha mostrado muy feliz de la reconciliación entre padre e hijo.
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