Autoestima colectiva

Adiós al canon: de Alyssa Milano a Pamela Anderson, las "celebs" que dicen basta a los implantes

De Hollywood a las consultas en España, la retirada de prótesis mamarias ya no es un tabú. Entre la comodidad, el empoderamiento y la rebeldía contra los cánones, surge un nuevo relato sobre feminidad y autenticidad

Pamela Anderson, en una imagen de archivo
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Durante décadas, los implantes mamarios fueron el epítome de la feminidad. En los años 90, pocas imágenes resultaban más icónicas que las curvas imposibles de Pamela Anderson en "Los vigilantes de la playa", un molde que parecía marcar el estándar de belleza al que debían aspirar millones de mujeres. La fórmula era sencilla: más talla, más éxito, más atractivo. O al menos así lo vendían Hollywood, las revistas y la industria del entretenimiento.

Pero la narrativa ha cambiado. El nuevo gesto de poder entre las celebridades no consiste en añadir, sino en quitar. Retirarse los implantes se ha convertido en un acto íntimo que, al mismo tiempo, resuena como un manifiesto colectivo. Y lo que empezó en Hollywood ya se está extendiendo a clínicas y consultas en España.

El gesto íntimo que se vuelve colectivo

El caso más reciente ha sido el de Alyssa Milano.La actriz de "Embrujadas" compartió en Instagram una foto en bata de hospital antes de pasar por quirófano, acompañada de un texto que conmovió a miles de seguidoras: "Hoy libero las partes de mí que nunca fueron realmente parte de mí. Dejo ir el cuerpo que fue sexualizado, que fue abusado… Hoy soy libre". Su confesión mezcla lo personal con lo político: no solo habla de su cuerpo, sino del legado que quiere dejar a su hija.

Michelle Visage, icono televisivo y jueza de RuPaul’s Drag Race, ya había iniciado esa conversación en 2019. Reconoció públicamente que sus implantes habían afectado a su salud y que retirarlos le devolvió la energía y la vitalidad. "Recuperé mi cuerpo", dijo, abriendo un debate que no tardó en cruzar fronteras. Chrissy Teigen lo explicó con un tono más desenfadado: "Me encantaban, pero han cumplido su tiempo. Prefiero dormir boca abajo y sentirme cómoda con mi cuerpo".Pamela Anderson, símbolo absoluto del ideal noventero, también ha decidido abrazar la naturalidad.

El denominador común en estos relatos no es la cirugía en sí misma, sino la narrativa que la envuelve: mujeres que habían asociado su feminidad con una prótesis deciden ahora desprenderse de ella como un gesto de libertad.

Lo que dicen las consultas

Más allá de Hollywood, la tendencia es palpable en el día a día de los quirófanos. El doctor Nikolaos Antoniadis, cirujano plástico en Clínica Menorca, lo observa con claridad: "Actualmente las pacientes están optando por volúmenes pequeños a la hora de ponerse implantes. Aquellas que se operaron hace años, y sobre todo si han sido madres, buscan reducir el tamaño de la prótesis o retirarla y reconstruir el pecho con su propio tejido. Es algo que vemos cada vez más".

La actriz Pamela Anderson ha contado su encuentro con Assange en la cárcel y pide a Hollywood que le apoye
La actriz Pamela Anderson ha contado su encuentro con Assange en la cárcel y pide a Hollywood que le apoyelarazon

Para Antoniadis, la motivación principal no es tanto el discurso de empoderamiento que abunda en los medios, sino un deseo de practicidad: "En los últimos dos años hemos visto un aumento importante de casos de explantación o disminución de volumen. Muchas mujeres ya no quieren un pecho exuberante, sino algo más discreto y cómodo. Con el tiempo, el peso de los implantes se vuelve molesto y muchas prefieren un estilo de vida más ligero".

La otra cara del espejo

Pero la decisión de quitarse los implantes no es solo una cuestión médica. También toca fibras profundas de identidad y autoestima. La psicóloga Belén Sánchez explica: "Los implantes mamarios han tenido siempre un fuerte valor simbólico en la construcción de la autoestima femenina. No se trata solo del cambio físico, sino de lo que se cree que ese cambio traerá: más atractivo, más feminidad, más seguridad. El problema es que cuando la autoestima se apoya demasiado en lo externo, la identidad se vuelve frágil, porque el cuerpo cambia y las modas también".

Para Sánchez, que celebridades decidan retirarse los implantes envía un mensaje poderoso a las generaciones más jóvenes: "Es empezar a romper con la idea de que nuestro valor depende de un cuerpo diseñado para gustar a otros. Es como decir: mi valor no está en cumplir un estereotipo, sino en cómo me siento conmigo misma. Ese gesto puede ser liberador y profundamente inspirador".

La psicóloga añade que el impacto psicológico de retirar implantes tras años llevándolos puede ser muy variado: algunas sienten inseguridad al ver alterada la imagen con la que convivieron durante tanto tiempo, mientras que otras experimentan alivio y reconciliación con su cuerpo. "En muchos casos -apunta- es un acto de empoderamiento que fortalece la autonomía y refuerza la autoestima".

Rebeldía, comodidad, empoderamiento

¿Es entonces la retirada de implantes una rebeldía feminista, una cuestión de salud o un simple ajuste vital? Quizá la fuerza de este fenómeno resida en que puede ser todo eso a la vez. Para Antoniadis, predomina la búsqueda de comodidad y naturalidad. Para Sánchez, también se trata de un gesto de rebeldía contra cánones heredados y de un ejercicio de empoderamiento. La clave está en la diversidad de motivaciones: unas lo hacen por salud, otras por identidad, otras por practicidad… y muchas por una suma de todas ellas.

Lo cierto es que este gesto individual está teniendo un efecto colectivo: cuestionar la idea de que la feminidad se mide en tallas y volúmenes, y abrir un nuevo espacio para una belleza más plural. En un mundo obsesionado con los filtros, las prótesis y los cuerpos diseñados, el nuevo lujo parece ser lo natural. Y el nuevo poder, el de decir adiós.