Enfado
Ana Obregón, cansada de los rumores sobre la venta de su casa mallorquina
La actriz desmiente que "El Manantial" se encuentre en mal estado
"El Manantial", la icónica residencia mallorquina de Ana Obregón ha hecho verter ríos de tinta en los últimos días, para enfado de la actriz, apuntando a supuestos problemas en la venta debido al estado de la propiedad. Ha sido ella quien ha decidido poner fin a los rumores respondiendo de manera tajante cuando le han preguntado, según informa Europa Press: "No, no, está muy mal informado. Todo es falso".
Esta lujosa mansión, ubicada en la Costa de los Pinos, en Mallorca, representa uno de los refugios familiares más emblemáticos de la isla. Fue construida a finales de los años 60 por Antonio García, el padre de Ana, sobre tres parcelas contiguas, con el objetivo de respetar los pinos centenarios del terreno y crear un hogar donde crear recuerdos inolvidables.
Tras el fallecimiento de sus padres y de su hijo Aless Lequio,la propiedad, valorada en aproximadamente 35 millones de euros, ha dejado de cumplir esa función como punto de encuentro del clan. Debido a las dimensiones de la finca, el elevado coste de mantenimiento, las ausencias y el escaso uso, la familia decidió ponerla a la venta.
Valor sentimental
La finca tiene, sobre todo, un valor sentimental incalculable para la familia Obregón. Por eso, la operación se está realizando de manera discreta y sin prisas. Supone el final de una etapa y para Ana es especialmente doloroso tener que hacer frente a los comentarios y bulos que puedan circular. En su conversación con los reporteros, ha defendido el vínculo y la historia de esta casa familiar, diferenciando entre antigüedad y deterioro: "Sí, todo es falso. Es que la gente es tan inculta que confunde antigüedad con viejo decrépito. ¿Sabes lo que te digo?".
La propiedad se asienta sobre un terreno de 8,000 metros cuadrados, con casi 1,000 metros cuadrados construidos en una sola planta. Ofrece espectaculares vistas a la bahía de Cala Millor y permite el acceso directo a un acantilado de 140 metros sobre el mar. Dispone de siete habitaciones tipo suite, salón-comedor con terraza, cocina completamente equipada, sala para invitados, zona de plancha y una amplia zona chill out. En el exterior, una gran piscina con solárium, un jardín de diseño, pista de pádel y asombrosas vistas al Mediterráneo. Su entorno fue el escenario elegido por Ana para los tradicionales posados veraniegos.
Todos estos elementos, junto con la historia y el simbolismo familiar, hacen de "El Manantial" una villa muy cotizada en el litoral mallorquín. Incluso después del fallecimiento de Aless y de sus padres, Ana encontró en ella su refugio emocional. Mientras procesaba el duelo, escribió el libro "El chico de las musarañas".