Entrevista
Ana Suárez de Lezo: "A veces creo que me consideran una niña a la que le ha dado por pintar"
Con el aval de firmas internacionales, la artista reivindica su hueco en el mundo del arte más allá de su amistad con Elsa Pataki
Ana Suárez de Lezo, Anita para sus amistades y sus redes sociales, afirma que sus obras no son fruto tanto de la inspiración del momento como de una cuidada planificación: “No doy pinceladas según lo vaya pensando al abordar la obra. Como diseñadora que soy, mi trabajo está muy planificado con anterioridad. Primero lo perfilo digitalmente en el ordenador y luego lo realizado de una manera artesanal”. En sus piezas, que hasta este domingo se exhiben en el Salón del Arte Moderno -que, coincidiendo con ARCO, tiene lugar en la Fundación Carlos de Amberes-, llaman la atención el particular uso que hace de la geometría, que recuerda en algunos momentos la obra de Pablo Palazuelo, y su empleo del color, que la situaría en la línea de otras grandes mujeres del arte, como Sonia Delaunay. Con ella, de hecho, comparte no solo su gusto por el color, sino también por la moda.
La artista, conocida socialmente por haber estado casada con Álvaro Ruiz-Mateos, haber tenido una relación con Rafael Medina y ser una de las mejores amigas de Elsa Pataky, quien la visitó hace unos días, reivindica un espacio propio en el mundo del arte no tanto por su nombre, sino por su obra. Firmas como Louis Vuitton ya se lo han dado y, de hecho, en breve realizará su segunda colaboración con la marca francesa. Teniendo en cuenta que la maison parisina acaba de presentar su trabajo con Yayoi Kusama, posiblemente la artista más importante de nuestro tiempo, está claro que Suárez de Lezo ya ha encontrado su sitio.
Su obra se exhibe en el Salón de Arte Moderno, ¿esperaba llegar tan lejos?
Soy diseñadora y no estudié Bellas Artes. Me considero autodidacta, de ahí que cada proyecto lo tome como un reto. Poder tener un sitio aquí, en el espacio de Helarea, es toda una oportunidad que yo no me esperaba.
¿Le da algo de vértigo llamarse artista?
Me cuesta mucho. La palabra es muy grande. Yo sueldo decir que pinto, no me sale definirme como artista y lo cierto es que a veces me cuesta creer que lo soy.
Pero ahora mismo solo está enfocada al arte, ¿no es verdad?
Supone el 100% de mi vida en estos momentos. Siempre he tenido la necesidad de plasmar todo lo que me venía a la cabeza, de ahí que comenzara con la moda y el diseño gráfico. Considero que mi llegada al arte fue una evolución natural. Junto con mi marido, es mi vida. Me puedo pasar horas y horas en el estudio y se me pasa el tiempo volando. Me encanta lo que hago y estoy volcada totalmente en ello.
¿De dónde le viene el gusto estético?
Se lo debo a mis padres, que siempre nos cultivaron en ese campo porque eran unos apasionados del arte. Nos han hecho valorar la estética en general y, desde pequeños, nos educaron la mirada. No soy una gran experta, pero sí que muchas veces mis amigos me piden mi opinión como artista, qué veo bien o qué me parece interesante.
En su entorno, ¿la consideran una ‘rara avi?
Mi padre es abogado, mi marido se dedica a la banca… nada que ver con lo que yo hago. Pero tampoco se extrañaron porque siempre he sido muy creativa. Por eso estudié moda e hice diseño gráfico. Acabar en el arte me lo pedía el cuerpo.
Su padre un reconocido abogado, amiga de Elsa Pataky… Su situación como persona conocida en la vida pública, ¿le ayuda o le obliga a justificarse?
A veces sí que tengo la sensación de que consideran que soy “una niña a la que le ha dado por pintar”. Incluso me ha dado apuro verme a mí como artista y me ha obligado a justificarme porque por mis amistades salga en una serie de publicaciones.
Además de artista, también es coleccionista. ¿Qué busca en el arte?
Me da alegría y considero que te abre la mente. No es que me considere coleccionista, pero sí que me enamoro de piezas que luego intento conseguir. Para mí se convierte en toda una experiencia, todo el proceso de ver la obra de arte, conocer la trayectoria del artista, adquirirla, darle su espacio en tu casa y en tu vida…
¿Tiene miedo de que sus piezas se conviertan más en objetos de decoración que en arte?
En ese sentido soy realista, mi obra tiene un punto decorativo, pero sí me da rabia que alguien me diga que “quizás no me va con la decoración del salón”. Las piezas de arte tienen que ir contigo en todas tus casas o yo al menos lo veo así. Por eso intento explicar la historia y el mensaje que hay en cada pieza o que al menos yo intento transmitir. Tanto el color como la forma de mi obra cuentan algo.
¿Y qué cuenta?
Mi prioridad es que el ADN de mi obra sea muy coherente con mi forma de ser. Me gusta transmitir luz, optimismo…y eso es lo que espero que la gente sienta. Quiero reivindicar el lado bonito de la vida, a pesar de las adversidades a las que nos enfrentamos. En un mundo tan complicado, me encantaría que mi trabajo tuviera la capacidad de alegrar un mal día.
Su obra tiene un componente gráfico muy importante, ¿la ve también en la moda?
Totalmente. Yo creo, de hecho, que el arte puede tener mucho recorrido, no solo es un cuadro. Como artista, y eso que me da respeto usar esta palabra, puedes hacer muchísimas cosas, desde joyas a objetos o estampaciones, no siempre te tienes que limitar al lienzo y al bastidor.
Sería el caso de la artista Yayoi Kusama, que colabora con Louis Vuitton, como hace usted.
Esa colaboración me parece brutal, no solo porque suponga también un apoyo a la mujer artista, sino por cómo ha comunicado. Esta semana estuve con los responsables de la firma y les di la enhorabuena por ello. En mi caso, con motivo del 8 de marzo, voy estar en Barcelona para impartir una charla sobre mujer y arte y, a la vez, realizar una obra de manera colaborativa.
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