Difícil situación
Antonio Tejado, mudo en el juzgado, asustadizo en prisión
Desafiante y callado ante la prensa, así compareció ayer el sobrino de María del Monte en los juzgados de Sevilla
Ala espera de lograr la libertad condicional, su mayor deseo desde que fue encarcelado por su presunta relación con una banda dedicada a robar en casas de personajes famosos o con alto poder adquisitivo, Antonio Tejado ve pasar los días en prisión en una rutina que se repite cada día.
En el centro Sevilla 1 todos los reclusos saben que es sobrino de María del Monte y se le ha recomendado que no alardee en el patio de tal condición, porque podría traerle problemas con los presos más peligrosos. Por eso, ha elegido un perfil bajo y procura no frecuentar las zonas donde se encuentran los delincuentes más conflictivos. El día a día está distribuido por horarios para así poder llevar una rutina. A las 8 de la mañana comienza el recuento de presos y después pasan al desayuno. Tras ello, a las 9:30 horas, pueden iniciar las actividades a las que se hayan inscrito, ya sean deportivas, culturales o académicas. Después de la comida, regresan a sus celdas a las dos de la tarde a descansar hasta las cuatro y media, aproximadamente. A partir de ese momento, pueden bajar al patio hasta las 19:15, hora en que se sirve la cena. Antes de las 20:30 tienen que volver a sus celdas para el último recuento, que tiene lugar una hora después.
El «sobrinísimo», que no ha logrado el cara a cara que pretendía con su mediática tía, comparte con otro reo una celda de seis metros cuadrados por tres, en la que hay una litera con dos camas, una mesilla y un inodoro, separado del resto del pequeño recinto por un muro de pequeña altura para que exista una cierta intimidad a la hora de que sus ocupantes hagan sus necesidades.
Tejado, según nos cuenta un ex preso que coincidió con él durante unos días, «es un hombre simpático y divertido, que cuenta chistes y huye de problemas. Se ha apuntado a un curso de marquetería y se le dan muy bien los trabajos manuales. El primero que hizo fue una maqueta del escudo del Sevilla Club de Fútbol, que le regaló a su madre y su hermano. También visita el gimnasio a diario para hacer ejercicio. Nos dijo que le gusta mucho practicar el boxeo. En otros momentos del día se acerca a la biblioteca para pedir libros, aunque tiene algunos que le ha traído su madre. Antonio nos contó que le gusta mantenerse en buena forma. Que fuera solía ir al gimnasio varias veces por semana».
Lo que no cuenta es que en ese gimnasio conoció al líder de la banda con la que le relacionan, su dueño, «El ruso», un boxeador que fue campeón de España en el 2016. Él mismo lo reconoció ayer bajo juramento, aunque también matizó que no conocía al resto de miembros de la banda, también detenidos.
El Ministerio del Interior califica el módulo de respeto, en el que se encuentra el preso más famoso de la Sevilla 1, como un lugar que se esfuerza en lograr un clima de convivencia, máximo respeto y participación de todos los residentes de esa zona.
Precisamente, su madre, su hermano, su novia Samara y su abogado son los únicos que han podido contactar con él en sus días de cautiverio. En ellos se apoya en los momentos de bajón, que no son pocos, porque sus antiguos amigos no han aparecido por el centro. Desde que estos últimos vieron que Antonio se relacionaba con malas compañías, le fueron dejando de lado.
Desafiante, erguido, mudo ante los periodistas que le esperaban ayer viernes en las puertas de los juzgados de Sevilla. Antonio Tejado entraba en la sala 16 de los mismos poco después de las diez y media de la mañana para declarar ante el magistrado que se ocupa de los delitos perpetrados por la banda. Pocos datos han trascendido de su intervención, aunque sabemos que se declaró inocente y no quiso contestar a las preguntas del abogado de su tía. Si respondió a las del juez, la fiscal y su propio abogado. Ante el juez declaró que» está convencido de que su tía sabe que él no tiene nada que ver con el robo en su casa» A las doce y cuarto, Tejado abandonaba las dependencias con destino a prisión.
La banda chivata de «El santo Antonio»
A Tejado le conocen en la cárcel como «El santo Antonio», un mote religioso que se otorga a los informadores que facilitan los datos de las casa y sus dueños a los que hay que robar. Si se demuestra que el sobrino de María del Monte fue quien desveló a la banda todos los detalles del lugar donde se encontraba la caja fuerte de su famosa tía, lo de «santo» le vendría como anillo al dedo.
En la pandilla de delincuentes casi todos tienen sus motes, «El ruso», «El portugués», «Pepín», «El Zoleta»… son apodos de los miembros del grupo. Ningunto tan famoso como «El santo» y ninguno tan dañino para María, que no quiere ya saber de él.
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