Cargando...

En familia

Carla Goyanes y el Día de los Abuelos más duro: "El amor es el único refugio que nos queda"

Marcada por la pérdida de su padre, su hermana y su tío en menos de un año, la empresaria rinde homenaje a los pilares de su estirpe con una imagen cargada de simbolismo y emoción: los cinco nietos como legado viviente de los Goyanes-Lapique

Carla Goyanes, Cari Lapique y Caritina Goyanes larazonArchivo

Este Día de los Abuelos no ha sido uno más para Carla Goyanes. Tampoco para su madre, Cari Lapique, ni para los nietos que, sin saberlo del todo, han heredado una estirpe marcada por la elegancia, la unidad y, en los últimos meses, el duelo. La empresaria compartía en redes una imagen sencilla pero cargada de significado: los cinco nietos -sus tres hijos y sus dos sobrinos- sonriendo juntos. "¡Feliz día de los abuelos a los mejores!", escribió. Pero detrás de esa frase hay mucho más.

Es el primer Día de los Abuelos sin Carlos Goyanes, fallecido el 7 de agosto de 2024. Y también el primero sin Caritina Goyanes, su hermana mayor, que murió inesperadamente solo veinte días después. Dos pérdidas que convirtieron el final del verano pasado en una temporada de luto. Y cuando parecía que el dolor no podía ser mayor, enero trajo la muerte de Manuel Lapique, hermano de Cari. Tres ausencias que han redefinido la estructura emocional de una de las familias más conocidas del panorama social madrileño.

Carla, la figura central de la familia

En medio de ese vacío, Carla ha emergido como figura central. Madre de tres, tía implicada y sostén emocional, ha hecho de su familia su prioridad absoluta. Ha estado cerca de sus sobrinos, Pedro y Mini Cari, como si fueran suyos. Ha mantenido viva la energía familiar y ha encontrado en los niños -esa generación que crece sin saber el todo, pero que intuye mucho- la razón para seguir adelante.

En la imagen que ha compartido, no solo hay sonrisas infantiles. Hay también un guiño a los que ya no están, a los veranos en Marbella con Carlos Goyanes haciendo de abuelo entrañable, divertido y protector. Y hay también un homenaje silencioso a Cari Lapique, la matriarca que, pese al dolor, se mantiene firme, elegante y presente. Siempre al lado de sus nietos, especialmente de los de Caritina, a quienes acompañó de cerca en los años más frágiles tras el divorcio de su hija.

Cari, alma de las celebraciones familiares, sigue siendo el centro gravitacional del clan. Carla lo sabe, y lo honra. La fotografía no es una postal más: es una cápsula de amor, un recordatorio de que, incluso en la ausencia, los abuelos siguen presentes en las risas, en los gestos, en el carácter de sus nietos. La nueva generación lleva en la sangre el legado de cariño, resiliencia y unión que ha definido a los Goyanes-Lapique durante décadas.

Hoy, con su hermana y su padre convertidos en memoria, Carla Goyanes entiende la familia de otra forma: como un refugio íntimo, casi sagrado. Y lo demuestra con este gesto sencillo, pero profundamente conmovedor. Porque hay días que no se celebran, se sobreviven. Y este, sin duda, fue uno de ellos.