La carta íntegra que Bárbara Rey escribió a su hijo para pedirle ayuda y evitar la cárcel

Bárbara Rey ya respira tranquila al ver cómo ha llegado a su fin su problema con la justicia. Después de años tratando de eludir una deuda con Hacienda que le hizo incurrir en un delito de alzamiento de bienes, la vedette ha visto cómo su pesadilla terminaba. Eso sí, para ello ha tenido que reconocer ante el juez su culpabilidad, tras acordar con la Fiscalía de Madrid una condena de un año y ocho meses de prisión y una multa de 1.800 euros. Su principal intención en este movimiento judicial no era responsabilizarse de los 143.902,24 euros que adeudaba, sino especialmente salvar a sus hijos de la cárcel y, de paso, evitar estar tres años y medio entre rejas, como así se pedía para ella en un principio. Ella misma ha confesado con todo lujo de detalles cómo cometió el delito, pero se desconocía cómo había logrado llegar a un acuerdo con su hijo, Ángel Cristo. Hasta ahora.

La actriz no se habla con su vástago desde que éste la traicionase en un plató de televisión. Fue en ‘De viernes’ donde el hijo culpó a su madre de todos sus males, relató cómo se llevó a cabo el chantaje al Rey Juan Carlos y, de paso, se ganó un pasaporte directo a ‘Supervivientes’. Pese a su distanciamiento, debían permanecer unidos frente a un mal común: si no unían fuerzas ambos acabarían en prisión. Es por eso que Bárbara Rey redactó una carta para buscar un punto de conciliación con Ángel Cristo. Una misiva que acaba de ver la luz, siendo el programa de Santi Acosta y Bea Archidona el elegido para esta revelación. Reproducimos de forma íntegra esta carta escrita por la vedette, que envió a su hijo y que ha llegado a Telecinco:

“Estimado Ángel: Por medio de la presente carta te hago llegar mi más sentido disgusto por la situación que, por querer ayudarme, os he causado a ti como al resto de la familia y amigos. He querido durante el pleito aclarar que todo se hizo para protegerme sobre la grave adicción al juego, unido a una época muy difícil para todos que os hice pasar. Asimismo, siento que esta situación se haya prolongado tanto tiempo y que ahora podemos todos dar por finalizada”, comienza a plantearle la madre a su hijo la posibilidad de cerrar este incómodo capítulo llegando a un acuerdo que beneficie a ambas partes, aunque ella asuma toda la culpa.

“Quiero comunicarte que asumiré el pago de la multa que se te va a imponer como consecuencia de esa conformidad para evitar el perjuicio económico. No puede remediar todo lo pasado. Agradezco tu ayuda y paciencia. Recibe un fuerte abrazo y besos, María García García”, se despide Bárbara Rey de manera cordial de Ángel Cristo, a pesar de que llevan meses sin mediar palabra y haya emprendido acciones legales paralelas para protegerse de sus revelaciones en televisión. Esa es otra batalla, la que ha iniciado con el apoyo de Sofía Cristo al entender que se están vulnerando supuestamente sus derechos en los platós. Pero especialmente por miedo a lo que pueda llegar a contar ahora en ‘Supervivientes’, donde las largas horas bajo un justiciero sol hace que uno hable quizá más de lo conveniente. Para la vedette, quizá más de lo deseado.

La opinión de la nuera de Bárbara Rey

Ana Illas, pareja de Ángel Cristo, ha aprovechado su ausencia durante su estancia en ‘Supervivientes’ para acudir a ‘De viernes’. En plató pudo ver la carta que su suegra le escribió a su pareja, para después dar su contundente opinión al respecto: “Me indigna totalmente. No puedo con todo esto”. Especialmente por el punto en el que su pareja quería contar toda la verdad al juez, aunque eso supusiese entrar él mismo en la cárcel y ver a su madre y su hermana entre rejas.

Así, la joven habla de una llamada telefónica del abogado de Bárbara Rey a Ángel. “Le dijo que iba a haber el juicio y que su madre estaba dispuesta a hacerse cargo de la culpa, pero tenía que declararse culpable. Ángel dijo que prefería ir a la cárcel y que se iba a declarar inocente”. Sin embargo, parece que recapacitó y toda la familia ha podido esquivar una condena de prisión, aunque no el desagradable hecho de tener antecedentes penales.