La aristocracia se reúne
Cónclave de nobles en la boda del primo de Tamara Falcó, Felipe Matossian, con Ina Morenés
El marqués de Pons se casa con la hija de la marquesa de Velada en Madrid. A su enlace han acudido miembros de la aristocracia, incluso de la realeza patria
La familia Falcó ha vuelto a vestir sus mejores galas para casar a uno de sus miembros. Felipe Matossian, marqués de Pons y primo de Tamara Falcó, se ha casado este viernes en Madrid con su novia, Ina Morenés Allende-Salazar, hija de la marquesa de Velada. Una boda de alto copete en el que se ha dado cita la jet set patria, entre los que destacaban invitados como la infanta Elena o el duque de Alba, Carlos Fitz James. Familiares y amigos se reunieron para celebrar el triunfo del amor en la iglesia de la Concepción Real de Calatrava de la capital, siendo testigos de un enlace que ha dejado muy buen sabor de boca.
El novio, hijo del exjinete Jaime Matossian y Osorio y Clara Pía Falcó Medina, duquesa de Montellano, ha llegado al templo acompañado de su madre, Carla Falcó, prima del desaparecido Carlos Falcó, marqués de Griñón. La madrina estaba muy emocionada al poder acompañar a su hijo al altar, donde poco después cumplía el recorrido la novia, vestida de Navascues, del brazo de su padrino. Los novios pronunciaron sus votos, se juraron amor eterno y se dieron el ‘sí, quiero’ ante la atenta mirada de sus familiares y amigos, que al reunirse convirtieron las calles cercanas a la madrileña Puerta del Sol en un improvisado desfile de rostros aristocráticos. Incluso se han analizado ya a las mejor y peor vestidas.
Así lo hicieron los hermanos Xandra y Manuel Falcó, siendo de los primeros en aparecer por la iglesia. Poco después lo hacía su primo, Álvaro Falcó, que acudió al enlace acompañado por su mujer, Isabelle Junot.
Quien más se hizo de rogar fue Tamara Falcó que, como de costumbre, llegaba tarde y tuvo que acelerar el paso para no perderse detalle de la ceremonia.
Quien no se hizo esperar fue la infanta Elena, que eligió para ocasión un atuendo formal, formado por pantalón gris y chaqueta de tweed en azul marino y marrón. La idea era no llamar demasiado la atención, pues la bota ortopédica continúa siendo su fiel compañera desde que sufriese un accidente al bajar de su caballo. Poco después aparecía en el templo Carlos Fitz James, con la invitación de la boda aún en la mano, ataviado con un elegante chaqué.
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