Conflicto

Daniel Sancho quiere ver a sus padres unidos ante el drama familiar

El joven se encuentra en la prisión de Koh Samui encarcelado por el crimen de Edwin Arrieta

Silvia Bronchalo, Daniel Sancho y Rodolfo Sancho
Silvia Bronchalo, Daniel Sancho y Rodolfo SanchoLa RazónGtres/Efe/Redes

Que la relación entre Rodolfo Sancho y su ex, Silvia Bronchalo, es prácticamente inexistente no es nada nuevo. Ya se ha demostrado con su distanciamiento en Tailandia cuando han visitado a su hijo Daniel en la prisión. Ni han coincidido en las dependencias carcelarias ni se les ha visto juntos.

Pues bien, un familiar de un preso que se lleva muy bien con Dani le ha contado a una reportera española que cubre la información de tan dramático asesinato, que Dani le ha pedido a sus padres que intenten mantener una buena relación por el bien de todos. El chef de veintinueve años sufre en silencio las desavenencias familiares. Su situación es angustiosa y está a la espera de un juicio que le puede sentenciar a una pena de muerte o en última instancia a cadena perpetua.

A Spanish chef alleged murder suspect Daniel Jeronimo Sancho Bronchalo (C), is escorted by Thai police officers to the court from Koh Phangan police station in Koh Phangan island
A Spanish chef alleged murder suspect Daniel Jeronimo Sancho Bronchalo (C), is escorted by Thai police officers to the court from Koh Phangan police station in Koh Phangan islandSOMKEAT RUKSAMANAgencia EFE

Esa misma fuente aclara que Daniel tan solo se relaciona en el recinto penitenciario con algunos presos que, como el, practican boxeo o sesiones de yoga, que intenta mantenerse al margen de conflictos y ocupa la mayor parte de su tiempo en la lectura. No quiere líos y espera con total resignación una sentencia que va a cambiarle totalmente su vida. Dicen que se arrepiente de haber asesinado a Edwin Arrieta, pero sigue reconociendo que vivía al lado del médico colombiano una situación límite y que el desenlace final fue inevitable.

Dentro de lo malo, su vida en la cárcel parece más cómoda que la de la mayoría de los reclusos, gracias al dinero que recibe de sus padres y que le permite comprar comida y útiles de aseo. Pero, también, nos llega la impresión de que en su fuero interno la procesión va por dentro,