El diario de Amilibia: Almodóvar, ¿inspector de la Ley Trans?

Pedro Almodóvar «se lleva las manos a la cabeza cada vez que la derecha o la ultraderecha abren la boca», y comenta que «las personas trans son conscientes de sí mismas desde que tienen dos años, y cuando una niña o un niño dice “no quiero ponerme pantalón” o “no me quiero poner una falda”, hay que escucharlos». Vayamos por partes. Para evitar que Pedro tenga que echarse las manos a la cabeza constantemente, ejercicio agotador, más en campaña electoral, lo mejor sería que mantuviera fija esa postura, mayormente como si estuviera haciendo yoga o bailando una jota, porque pedir a la derecha y la ultraderecha que se mantengan en modo Vic, que es la influencer nacional más callada, va a ser imposible ahora y más tarde.

Vic la mudita. Anne Igartiburu, analista fina, dice sobre ella: «Si el silencio valiese oro, Victoria Federica sería rica. Nadie como ella maneja la ausencia de palabras con tanta virtud, porque hay que ser sabia para mantener la atención de los medios cuando hay gente que ni siquiera sabe cómo suena su voz». Si la derecha y la ultraderecha enmudecieran siguiendo el ejemplo de Vic (íntimo deseo del cineasta), Almodóvar viviría mucho más descansado. Un respeto, que ya tiene 73 años.

En lo trans, su sapiencia desborda todos los tratados científicos, por lo que sería pertinente que el nuevo Gobierno le nombrara inspector de la ley Trans o, mejor aún, inspector de guarderías, para que fuera señalando a los niños y niñas trans y así adelantar los tratamientos desde el destete. No desdeñemos las vocaciones tempranas.

Recuerdo lo que me dijo la vedette trans Coccinelle hace años: «Me operé para tirarme a los hombres más guapos y ahora resulta que me gustan las camioneras».