El diario de Amilibia: Danza de los 7 velos en Waterloo

Dicen los analistas de la cosa que la clave está en seducir a Puigdemont, Puchi para los íntimos. Sánchez ama, desea, anhela, el apoyo de los siete escaños de Junts, indispensables para seguir en la Moncloa. Pero, ¿cómo seducir a Puchi y a quién encargar tan delicada misión? ¿Envía a José Luis Rodríguez Zapatero a Waterloo para que le hable al ex president del «socialismo cósmico universal», garantizándole que en el infinito que en realidad es infinito cabe todo lo que independentismo desee, incluso que las mongetes amb butifarra y la escalivada sustituyan como platos nacionales a la paella y la tortilla española?

Parece que Él confía más en Sumar, así que podría enviar a Elizabeth Duval, escritora y portavoz de Feminismo, Igualdad y Libertades LGTBI+ de la coalición e icono de la lucha trans, que ya ha manifestado que confía plenamente en las dotes de seducción de Sumar en este caso. Eso sí: ha pedido gran discreción. Claro, se supone que las tácticas de seducción deben de ser secretas, no sea que las plagie Alberto Núñez Feijóo en sus conversaciones con el PNV. Elizabeth ya dijo hace tiempo que «toca cuestionar la teoría queer: el ano carece de potencial emancipador». O sea, que es una experta. Si a Puchi le pone el misterio de lo trans y sus ambigüedades erótico-festivas, la Duval es ideal. También cabe la posibilidad de enviar a la Yoli a hacer la danza de los siete velos de Armani a Waterloo, en plan Salomé, y así pedir la cabeza de Feijóo.

Si el ex president fuera una señora de buen ver, lo propio sería enviar a Bertín Osborne: la dejaría embarazada en un santiamén, con lo que eso redundaría en el acercamiento del independentismo a la Madre Patria. Pero…