Suceso

El escándalo histórico: El infierno carcelario de Oscar Wilde por ser homosexual

Estaba casado con dos hijos, pero su amante le acusó de sodomía

Oscar Wilde
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Oscar Wilde gozaba de un fulgurante éxito como escritor y crítico literario a finales del siglo XIX. Su imagen pública de hombre casado y con dos hijos ,apenas escondía su preferencia por la compañía masculina y sus tendencias homosexuales. Esta actitud fue tolerada por la mojigata sociedad victoriana hasta que fue denunciado por el marqués de Queensberry, el padre de Alfred Douglas, su amante, que lo acusó públicamente de «sodomía».

A juicio

En 1885 se había aprobado una ley que definía las relaciones sexuales entre hombres como «indecencias graves» castigadas con hasta dos años de prisión y trabajos forzados. Gracias a la prensa, las acusaciones vertidas contra el escritor durante el juicio por difamación eran la comidilla del país. Agitada por otros escándalos s anteriores, la opinión pública presionaba a las autoridades a favor de iniciar un proceso contra Wilde. Así, pocas horas después de que Queensberry saliera indemne de la denuncia del literato por difamación, Oscar Wilde era detenido para ser sometido a juicio.

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Éste comenzó al cabo de un mes, en medio de una expectación desbordante. Desde el banquillo de los acusados el escritor asistió a un desfile de testigos de su homosexualidad, muchos de ellos chantajistas profesionales que se dedicaban a intercambiar acusaciones falsas por dinero. En el juicio se llegó al punto de requerir el testimonio de la camarera de piso de un hotel para determinar si, por el estado de las sábanas, Wilde había cometido «el acto de la sodomía». El escritor estuvo a punto de desmayarse cuando oyó que el juez lo condenaba a dos años de trabajos forzados en prisión por haber cometido «indecencias graves». La prensa aplaudió la decisión, al igual que hicieron los asistentes al juicio.

Murió en el exilio

En los siguientes dos años, Wilde sufrió los últimos coletazos de la prisión victoriana: raciones mínimas de comida, prohibición absoluta de hablar con otros reclusos y aislamiento del exterior solo aliviado por una visita cada tres meses, pero se le proporcionaron libros y material para escribir. Así pudo mandar una amarga y larga carta a Douglas, «De profundos», una de sus mejores obras en prosa. Al salir de prisión, su esposa le prohibió ver a sus hijos. Wilde se reencontró con su amante, pero tan solo estuvieron juntos tres meses. Una meningitis acabó con su vida mientras se encontraba en el exilio en París, sin dinero y dejado de lado por los que alabaron sus obras.