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El escándalo histórico | Palizas y adicciones: "La Divina" que no llegó a los 50 años

La vida de Carmen Ordóñez no fue fácil. Ella misma vaticinó su muerte antes de cumplir el medio siglo de vida

CARMINA ORDOÑEZ
Carmina OrdóñezLUIS DIAZ LA RAZÓN

En el año 2001, Carmina Ordóñez aseguraba en el programa Crónicas marcianas que había sufrido maltrato por parte de su exmarido Ernesto Neyra. El escándalo traspasó las pantallas televisivas y acabó con una denuncia de “la divina” contra el bailarín.

Neyra siempre negó los hechos y, un año más tarde, en marzo de 2002, el Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid desestimó la querella presentada por Carmina porque, según el auto judicial, no se habían aportado pruebas fehacientes de que se produjeran las palizas denunciadas por la querellante. También señalaba que las supuestas abrasiones no se denunciaron en su momento ni se aportaron certificados médicos de los daños sufridos.

Mucho tiempo antes, vimos aparecer a Ordóñez en televisión con moratones en la cara pero, ante la incredulidad de todos, alegó que se había caído en la bañera; en ningún momento acusó a Ernesto de malos tratos.

Ernesto Neyra y Carmina Ordóñez
Ernesto Neyra y Carmina OrdóñezKPGTRES

Fue el hijo pequeño de Carmina, Julián Contreras, que por aquel entonces vivía con su madre y Neyra, quien, en otro programa, comparó el caso de presunta violencia doméstica sufrido por Rocío Carrasco con el de su progenitora:

Presencié una de las agresiones a mi madre y fue uno de los mayores traumas de mi vida. Un juez dictaminó que ella no tenía el perfil socioeconómico de una mujer maltratada. Sigo buscando una respuesta, una razón lógica que justifique por qué en ese juzgado no se nos escuchó a mi madre y a mí. Me rompo la cabeza, pasa el tiempo y no entiendo”.

Carmen Ordóñez con sus hijos, Francisco, Cayetano y Julián. AH / ©KORPA
Carmen Ordóñez con sus hijos, Francisco, Cayetano y Julián. AH / ©KORPAAH©KORPA

Igualmente, desveló que, en una ocasión, cuando su progenitora le dijo a su marido que se sentía una mujer maltratada, este le golpeó con una plancha, y afirmó que Carmina “no tenía capacidad de reacción”.

Estaba demasiado enamorada de aquel hombre y, al principio, no se atrevía a denunciarlo. Una equivocación que, a la postre, le costó perder el juicio. Y la pena la persiguió toda su vida.

Al final entendió que debía tomar un camino distinto e iniciar una nueva vida. A pesar de que la querella fue desestimada, ella nunca se cansó de repetir que los malos tratos habían existido. En el fondo, se sentía harta de la vida que llevaba, de las continuas juergas nocturnas y de ciertas adicciones. Recuerdo aquella frase premonitoria suya, en un momento de depresión: “Estoy segura de que no voy a vivir más allá de los cincuenta años”. El vaticinio se cumplió: le faltaban meses para cumplir el medio siglo cuando apareció muerta en el baño de su casa.

"Era una mujer más débil de lo que aparentaba en público"

Eso sí, en su entorno encontró el apoyo que le había negado la Justicia. Todos estaban al tanto de que, en ese matrimonio fallido, habían ocurrido episodios deplorables, y que Carmina aguantó lo indecible por amor. Era una mujer más débil de lo que aparentaba en público.

Aquel caso nunca fue demostrado jurídicamente, algo que indignó profundamente a Julián, quien siguió asegurando que fue testigo de las palizas. Pero era un niño que no podía contener los arrebatos violentos del compañero sentimental de su madre.

Sin embargo, años más tarde, Ernesto sí fue condenado por otro delito de maltrato, esta vez por ejercer violencia sobre su segunda esposa, Lely Céspedes.