Retirada

La familia, la prioridad vital de Enrique Iglesias

El hijo de Julia Iglesias e Isabel Preysler dice adiós a la música

Enrique Iglesias
Enrique Iglesias Gtres

 Enrique Iglesias cumplió el pasado 8 de mayo cuarenta y ocho años. Una edad en la que tendría que tener aún muchos proyectos musicales que completar. Es uno de los cantantes latinos con una carrera profesional más impecable y, según su biografía artística, ha vendido más de setenta millones de producciones musicales, entre discos y sencillos físicos y digitales, en inglés y en español. Y como dato figura que solo en EE UU la cifra es de diecinueve millones de copias. Con este currículum parecía impensable que cortara su carrera. Según su discográfica, tiene por delante grabar los vídeos para el álbum que ya ha terminado y del que solo se conoce el título... que suena a despedida: «FINAL:Vol.2».

Una vez publicado, vendrían las giras maratonianas y las galas por todo el mundo para su promoción. La sorpresa inesperada fueron sus declaraciones en el programa «Today», el matinal de la NBC, donde dejaba caer que su agenda era otra. Y la interpretación que se ha hecho de ese nuevo calendario pasaba por el abandono musical. La realidad parece que es distinta y tiene que ver con una manera diferente de etiquetar su música más que con cerrar la puerta para siempre. En este sentido, ya hay comentarios que hablan de una posible campaña de marketing para promocionar su nuevo trabajo. También se baraja para esta seudodespedida la opción familiar. Enrique quiere tener tiempo para pasarlo con sus tres hijos, los mellizos Nicholas y Lucy y la pequeña Mary. Ellos son su prioridad.

Si la biografía musical de Enrique es pública, la personal es casi invisible. El tercer hijo de Julio Iglesias e Isabel Preysler es un verso suelto que nunca ha comercializado con su vida. De pequeño aparecía en los reportajes familiares tanto del padre como de la madre, pero una vez que fue independiente, y comenzó su carrera, esa parcela quedo ignota. No volvió a participar en ninguna exclusiva familiar. Tampoco estuvo presente en las bodas de sus hermanas, Ana Boyer y Tamara Falcó, y tampoco en la de Julio José con Charisse Verhaert. Huye de la fama que rodea al clan Preysler. A lo más que ha llegado ha sido a publicar en sus redes los juegos que comparte en su casa de Miami junto a sus hijos, así como imágenes de su mujer, Anna Kourniokova, que como él prefiere la discreción.

El nexo que le mantiene unido a la familia sigue siendo su madre, a la que verá en Navidades, cuando esta viaje a Miami. Con su padre, la relación continúa siendo inexistente. Los celos profesionales del progenitor han sido siempre el motivo del distanciamiento.