
Jet set
La finca de las bodas de los Hachuel, donde no se casó Stella Banderas
La hija del actor marchó a Castilla, pero el lugar enamora desde a Miranda Rijnsburguer a dirigentes del Partido Popular

La finca la Concepción, construída sobre un poblado abandonado de trabajadores que pertenecía a una fundición decimonónica, se ha convertido en los últimos años en Marbella en el lugar más «cool», idóneo para que cualquiera que quiera hacer un convite de postín, elija este enclave para que la fiesta sea un éxito. Así lo han hecho personajes que van desde los deportistas Feliciano López y Garbiñe Muguruza a la modelo Jessica Bueno pasando por políticos como el dirigente del Partido Popular Elías Bendodo. Sin olvidarnos de Miranda Rijnsburguer, la esposa de Julio Iglesias, que la única salida que hizo este verano en Marbella fue para asistir a un evento solidario en el cortijo aristocrático, detrás del que está la poderosa y respetada familia Hachuel. Con esta familia muchas personalidades poderosas de este país se sienten seguros para celebrar sus reuniones y eventos con ellos.
Tal vez por eso, el lugar estaba en el punto de mira de Stella Banderas, pero al final se decantó por Valladolid. Alquilar la finca un día oscila entre los 16.000 a 18.000 euros, según informa a LA RAZÓN, su directora Tamara Bastida. «El setenta por ciento que reserva este enclave, es extranjero y como dato te cuento que ya para el 2026 todos los sábados hasta el mes de noviembre, lo tenemos al completo».
La histórica finca, una de las primeras fundiciones de hierro en España de mediados del S.XIX, se ha convertido también en los últimos tiempos, en el lugar de relax de su dueño, el nonagenario millonario Jacques Hachuel, asesor comercial del Che Guevara, socio de Marc Rich y Mario Conde, y que a su vez se erigió como pigmalión de las primeras películas de Pedro Almodóvar sacandole de su trabajo en Telefónica para producir su cine «underground». A sus 96 años el empresario, cuyo lema a lo largo de su vida ha sido: «Sal de tu zona de confort», ahora se acomoda junto a su tercera esposa, Marta, su «burgalesa», como él la llama cariñosamente, en este paraíso que comparte entre París y Madrid y donde le encanta dar largos paseos con su bicicleta por la loma de oro de Istán, su pueblo preferido de este rincón soleado de Málaga. Su fulgurante vida de Gran Gatsby desprende un perfume embriagador para cualquiera que le conoce, un halo que se transmite a su finca malagueña.
La Concepción tiene un pasado que le da un toque de leyenda. Allí se levanta una la casa señorial donde la familia Hachuel pasa largas temporadas. El bello Cortijo de la Costa del Sol, es el sitio perfecto para descansar de los ajetreados viajes que la familia aun hace por Europa. El entorno de la finca es un paisaje idílico repleto de palmeras, naranjos y almendros que aúnan toda la esencia del estilo de vida mediterráneo y al que a la vez se une el poso de los dos siglos de antigüedad, que le da el toque especial para que sea el lugar elegido para vacacionar Jacques y Marta Hachuel, junto a los tres hijos que ha tenido el matrimonio. Este verano, LA RAZÓN charlaba con ellos, en este mismo enclave, de las excelencias de vivir en un paraíso como este.
Esa tarde, junto a sus padres se encontraba Leticia Hachuel, al lado de su esposo, un empresario libanés con el que la hija del empresario, contrajo matrimonio y ahora viven en Londres. Leticia no tiene hijos, pero al matrimonio les encanta los animales, y dar largos paseos por la finca con «Coco», un precioso perrito, que hace las delicias de los dos. La hija del millonario ha heredado la elegancia de su madre y el buen hacer de su progenitor. Durante otros veranos la presencia de Leticia se hizo más presente en algunos círculos marbellíes. Ocurrió cuando era novia de Francisco Ortiz, el hijo de Gunilla con el que mantuvo un romance, que finalizó cuando el empresario marbellí conoció a la abogada Lis Dutu, que ahora es su esposa y madre de sus hijos. La finca es un cortijo donde el mejor reclamo es la tranquilidad. Y así llevan todos una vida discreta. El matrimonio Hachuel solo lo interrumpe para ir alguna cena o algún concierto como el de Tom Jones, con el matrimonio Aznar en Starlite donde les vimos bailar animadamente este verano.
Los varones de la familia
Los Hachuel, discretos en cuanto su vida personal, y descritos por sus amistades como de trato de exquisitos modales, no les gusta aparecer en los medios de comunicación. Jacques Hachuel se ha casado en tres ocasiones.
De los tres matrimonios tiene siete hijos, cuyas edades oscilan entre los 66 años del mayor a los 34 de sus gemelos Jacobo y Pelayo. Mediáticamente también todos se han mantenido a la sombra, todos menos Álvaro, que está casado con la estilista Bárbara Martelo, un rostro fundamental en estos momentos en la industria de la moda española y que no permite pasar desapercibido en muchos momentos. El nombre de la nuera de Hachuel figura en las listas de los mejores desfiles, de ahí que haya sido retratada por The Sartorialist. La celebridad admira a su suegro, que alojó en su casa al mismísimo Andy Warhol y al que considera como un «gentleman» de lo más divertido. Álvaro Hachuel, que pronto cumplirá las bodas de plata con su esposa, vive una historia de amor de los más idílica. Álvaro le pidió a Bárbara que se casara con ella cuando solo llevaban tres meses saliendo juntos. Y vestida de Galliano a la medida, le dio el sí quiero. Ambos tienen una hija, Constanza, que es el ojito derecho de su abuelo.
La familia Hachuel sigue su vida plácida y silenciosa entre Francia y Málaga, mientras su finca no para de acoger eventos vip.
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