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Donación

Georgina Rodríguez revoluciona el Rastrillo Nuevo Futuro sin aparecer

La influencer ha donado un perchero lleno de ropa provocando el "efecto Gio"

Georgina Rodríguez. @georginagio

Madrid, noviembre. La Galería de Cristal del Palacio de Cibles se llenan de solidaridad, tradición con una nueva edición del Rastrillo Nuevo Futuro, una iniciativa fundada por Doña Pilar de Borbón. La Infanta Elena, fiel a su cita anual, inauguró ayer la 54ª edición acompañada del alcalde José Luis Martínez-Almeida, la presidenta de Nuevo Futuro, Josefina Sánchez Errázuriz, la vicepresidenta María José Ferrari y Simoneta Gómez-Acebo, heredera moral del proyecto que lleva décadas ayudando a niños y jóvenes en situaciones familiares difíciles.

Este 2025, el tradicional rastrillo ha vivido una pequeña revolución silenciosa. Una que huele a lujo contemporáneo, a redes sociales y a estética millennial. Una que lleva, inevitablemente, el nombre de Georgina Rodríguez. No ha hecho falta que Gio apareciera entre los puestos de artesanía, manteles bordados o porcelana heredada. Su presencia se impuso desde la distancia: un perchero repleto de prendas de su propio armario, coronado por un cartel verde fosforito que proclamaba sin pudor: Donado por Georgina Rodríguez.

Un soplo de aire fresco

En un entorno donde las donaciones han sido tradicionalmente anónimas, esta jugada no solo llamó la atención: la monopolizó. La novia de Cristiano Ronaldo ha participado en ediciones anteriores, pero nunca así, nunca tan visible. Su gesto ha insuflado un aire fresco a la iniciativa; de pronto, las jóvenes que siguen su día a día en Instagram tienen un motivo extra para acercarse, curiosear… y quizá llevarse un vestido "a lo Gio".

Cartel que anuncia en el Rastrillo Nuevo Futuro la donación de GioGtres

La organización no ha aclarado si el cartel fue petición suya o una manera de agradecer públicamente su aportación. Pero lo cierto es que el contraste es significativo: mientras las donaciones de aristócratas han llegado envueltas durante años en discreción, Georgina ha decidido poner foco, color y visibilidad.

Y lo ha hecho con la misma naturalidad con la que comparte un "haul" en redes o posa en un photocall internacional.

Este movimiento, inesperado y estratégicamente perfecto, confirma algo que en Madrid muchos empiezan a asumir: el Rastrillo está cambiando, adaptándose a una nueva generación que consume solidaridad con estética digital.

Mientras su perchero arrasaba en el rastrillo, Georgina llevaba semanas dejándose ver por Madrid. El pasado 13 de octubre fue fotografiada en la terraza de la emblemática pastelería Mallorca, disfrutando de un café y haciendo gala de su estilismo off-duty. Días después publicaba una imagen en la Parroquia Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón, en plena ceremonia religiosa. No sería extraño verla aparecer por Nuevo Futuro en los próximos días, quizá para cerrar el círculo. Y si no lo hace, su presencia ya se ha sentido de manera rotunda: ha sido la protagonista sin pisar el recinto.