
Aventura
Gloria Camila en "Supervivientes: All Stars 2025": lágrimas, recuerdos y un salto dedicado a Michu
La hija de José Ortega Cano inicia su aventura televisiva marcada por la reciente pérdida de su cuñada, la madre de su sobrina Rocío, a quien ha rendido un emotivo homenaje desde el helicóptero

La televisión en directo tiene la capacidad de desnudar emociones, de mostrar vulnerabilidades que no se disimulan con focos ni guiones. Y eso fue lo que sucedió en la segunda gala de "Supervivientes: All Stars 2025", cuando Gloria Camila Ortega Mohedano, con los ojos empañados de lágrimas, recordó a Michu, su ex cuñada, en el momento más icónico del concurso: el salto en helicóptero.
El gesto, breve pero intenso, conmovió tanto a la audiencia como a sus compañeros. Han pasado apenas dos meses desde la repentina muerte de María -conocida mediáticamente como Michu- a causa de una enfermedad cardiaca, y el dolor sigue siendo una herida abierta para la familia Ortega Cano. Tenía solo 33 años y su ausencia ha dejado un vacío difícil de llenar, especialmente para su hija Rocío, fruto de su relación con José Fernando.
En pleno vuelo, segundos antes de lanzarse al mar, Gloria se tomó un instante para dedicar su salto a quienes la acompañan siempre, incluso a quienes ya no están. Mencionó a su pareja, a su familia y, con especial ternura, a su sobrina: "En esta misma experiencia, hace ocho años, nació mi sobrina pequeña Rocío, y me la trajo María. Hoy, en el cielo, le doy un beso a María". Unas palabras que se convirtieron en homenaje y despedida, cargadas de simbolismo y vulnerabilidad. También quiso recordar a José Luis, el ganador de su edición, fallecido en 2022, dejando claro que su memoria no olvida.
Vulnerabilidad
Más allá del espectáculo, la joven ha dejado entrever que su paso por "Supervivientes" será también un viaje interior. En la primera noche en la playa, compartió con sus compañeros un relato íntimo que sorprendió a muchos: "Me he echado a las espaldas responsabilidades que no son mías. He querido ser el escudo de mi familia. Soy muy protectora. Saco las garras y parezco más antipática que otra cosa, pero no soy nadie", confesaba. Estas palabras, pronunciadas sin artificio, mostraron a una Gloria vulnerable, muy distinta a la imagen combativa que tantas veces ha proyectado en platós y titulares.

La presión mediática que ha rodeado la muerte de Michu no ha hecho más que agudizar su cansancio. En los últimos meses, Gloria se ha visto arrastrada a polémicas que ella misma reconoce no buscar, pero que inevitablemente la alcanzan por su apellido y por el peso de un legado familiar lleno de luces y sombras. De ahí que su participación en el concurso televisivo se perciba como un intento de encontrar un espacio propio, lejos de disputas y señalamientos.
En su bautizo de barro, otro de los rituales de la aventura, Gloria demostró una fortaleza física y una determinación que apuntan a que será una de las concursantes más competitivas. Pero esta edición no será solo una cuestión de pruebas de resistencia. Para ella, se abre también la posibilidad de reconstruir su relato personal, de mostrarse auténtica, con sus fragilidades y su carácter protector.
Quizá por eso, más que nunca, su salto no fue simplemente el inicio de un concurso, sino el símbolo de un viaje emocional. Una zambullida al mar, sí, pero también a la memoria, al duelo y a la búsqueda de una nueva versión de sí misma. En el horizonte, quedan dos meses de convivencia, retos y confesiones que prometen descubrir a una Gloria Camila distinta: más sincera, más libre y, sobre todo, más humana.
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