Una segunda madre
El gran amor de Concha Velasco no fue Paco Marsó
A la actriz le gustaba ejercer de abuela y disfrutaba muchísimo del tiempo que pasaba junto a su nieto
Fueron dos amores distintos, imposible comparar el uno con el otro. En la última entrevista que le hice a Concha Velasco, me confesó quién fue, realmente, el gran amor de su vida, y no se llamaba Paco Marsó, sino Samuel, su nieto, al que la actriz adoraba y amaba profundamente.
El niño, que ahora tiene quince años y le hemos visto en la capilla ardiente de su abuela, era su ojito derecho. A la actriz se le caía la baba cuando se refería a Samuel, cuyo padre es Paquito Marsó, el hijo menor de la fallecida.
“Samuel me ha devuelto la ilusión, saco tiempo de donde no lo tengo para estar con él, jugamos juntos y muchas noches se queda a dormir en mi casa. Es un niño muy cariñoso, le adoro, es el gran amor de mi vida”.
Le gustaba ejercer de abuela, disfrutaba muchísimo en esas tardes interminables junto al chaval. Ella era consciente de que “quizá le estoy malcriando, porque le doy todos los caprichos, y sus padres se enfadan conmigo, pero no puedo resistirme y me domina como quiere, es muy listo…”
A Samuel no le hemos visto llorar en público, pero sabemos que ha derramado muchas lágrimas desde que murió Concha. Es un joven muy discreto, no le gusta hacerse notar y siempre se mantiene en un segundo plano. Concha, más que abuela, era para él una segunda madre. Y en cierto modo se siente algo huérfano con este adiós tan triste. Es del todo comprensible.
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