Entrevista
Hablamos con Patricia Montero: "Desde que fui madre no me salían proyectos en televisión"
Actriz, presentadora, empresaria, creadora de contenido... Se sincera en LA RAZÓN sobre todas estas facetas y su relación con Álex Adrover, aparentemente perfecta, pero que también pasa "por sus altos y sus bajos"
Muchos no ven más allá de su preciosa sonrisa y mirada dulce, pero Patricia Montero ha demostrado ser mucho más que una cara bonita. Lleva trabajando desde los seis años y ha tocado infinitos palos, tantos que prefiere no definirse y evitar etiquetas. “Comunicadora” es la que más se adapta a una mujer que ha trabajado en cine, teatro, televisión, redes sociales y su propia empresa de yoga, un estilo de vida inquieto que la lleva a ser más nómada que sedentaria.
Cuando viaja, lo hace con la confianza de que se sentirá como en casa en Cálido, una nueva forma de hospedaje que combina la calidez de un hogar con los servicios de un hotel de cinco estrellas. Acaba de abrir un nuevo complejo en Valdebebas, el más grande de Madrid, y Patricia no dudó en probar de primera mano las virtudes de un lugar que no pretende ser perfecto, solo acogedor y real.
-¿Qué es lo que le hace sentir en casa?
Me llaman “la humos” porque siempre estoy con mis esencias, mis inciensos, mis aromas. Me encantan los aceites esenciales y siempre tengo algún difusor en casa. Para mí, las esencias son un factor importantísimo. También las fotos, una mantita, una sábana, cualquier cosa que dé sensación de hogar. Paso tanto tiempo fuera que siempre intento tener algo personal conmigo.
Y luego el espacio… Intento que tenga luz. Y lo que he dicho no es broma: la distribución de los muebles me pone bastante nerviosa. Siempre que voy a algún sitio y veo algo que no me cuadra, acabo cambiándolo. Soy de las que mueve mesas. Me muevo mucho por energías, y para mí eso es muy importante. De este lugar me ha sorprendido, aparte de lo cálido que es, la distribución del mobiliario, cómo está colocada la cama, la luz… Eso para mí es fundamental. Es agradable, acogedor. He llegado a la habitación y he pensado: qué guay, qué acogedora, qué calentita.
-¿Es muy mística?
No me considero espiritual ni mística, tampoco especialmente “energética”. Simplemente uso las cosas que a mí me funcionan. Los aceites esenciales me calman cuando lo necesito, me activan si me hace falta. La menta para activarme, la lavanda para relajarme. No profundizo más. No lo estudio. A mí me va bien y lo mantengo.
-¿Qué echa más de menos cuando está fuera de casa?
La comida. Como cocina mi marido no cocina nadie. Él cocina en casa, le encanta y se le da increíblemente bien. Comemos muy bien. Echo de menos comer a su nivel, porque cocina como un chef.
-¿Se complementan bien en las tareas de casa?
El otro día hablábamos de esto justo al cumplir 17 años juntos. Comentábamos que nunca nos hemos asignado tareas. Nunca lo hemos hecho. Cuando fuimos padres, todo se fue colocando de manera natural: lo que a uno se le da mejor, lo hace; lo que al otro se le da mejor, también.
En casa, por ejemplo, yo coloco los cajones o la ropa interior. Él se encarga de cosas de almacenaje, estanterías, herramientas. No llevamos un registro de quién hace qué. Creo que es una de las claves de nuestro éxito: no vamos con la libreta apuntando quién hace más.
-No necesitan aquella aplicación polémica del Gobierno para repartir tareas…
No. Cada uno hace lo que sabe y hemos llegado a un equilibrio maravilloso.
-No es fácil encontrar una persona así. ¿Es consciente de la suerte que ha tenido?
Sí. Y cada vez más. La gente a mi alrededor me lo recuerda constantemente. Él seguro que también tiene suerte porque soy un pedazo de tía, pero sí, creo que hemos encontrado el complemento perfecto.
Me parece una pena que no sea lo habitual. Yo sigo intentando poner en valor lo que para mí debería ser el equilibrio natural en una pareja. Cuando eliges un proyecto de vida juntos es para evolucionar, no para condenarte. Y en muchas relaciones, ese proyecto común se vuelve una condena. Yo no lo entiendo así.
Para mí sería un bloqueo enorme necesitar una aplicación para repartir tareas. Demasiados obstáculos. Creo que si hay comunicación, todo debería fluir con naturalidad, siempre que haya respeto y una visión parecida de la vida en común.
-¿Y qué sacrificios supone estar en pareja?
De momento, sacrificios… ninguno. Con Álex gano muchísimo más de lo que pierdo. Me suma. Una de las cosas que me dijo al principio fue: “Si estás mejor sola que acompañada, no es la persona”. Y yo nunca he estado mejor sola. Con él estoy mejor. No sacrifico nada. Al contrario: puedo hacer más cosas porque sé que si dejo a mis hijas con él, están perfectas.
A veces incluso me anima a hacer cosas: haz esto, ¿por qué no? Y si alguna vez no hacemos algo es porque no nos apetece y preferimos estar juntos o en familia. No dejo de hacer planes por él ni por ser madre. Si no los hago es porque elijo no hacerlos.
Sé que tampoco es tan fácil. Mucha gente cree que es todo “demasiado perfecto”, pero no lo es. Hablamos muchísimo. Pasamos por altos y bajos. Pero en casa hay mucha comunicación.
-Actriz, influencer, madre, empresaria con tu marca de yoga… ¿Con qué etiqueta se sientes más cómoda? Si nadie le conociera, ¿qué dirías que es?
Ahora, también presentadora de “DecoMasters”. Es un pedazo de proyecto. No podemos contar mucho, pero se estrena en 2026. Capitanear eso ha sido un regalo.
Y sí, me considero polifacética. Hago muchas cosas, pero es que empecé a los 6 años. Fui bailarina, luego actriz, luego creé contenido, luego yoga, dos libros, una empresa, ahora presentadora… Siempre me ha gustado.
En España cuesta entender que una persona haga muchas cosas. En otros países se ve normal. Yo disfruto todo lo que hago. Si no me etiqueto yo, no debería etiquetarme nadie.
Creo que gracias a las redes la gente ya me conoce como Patricia Montero, como alguien que hace muchas cosas: bienestar, interpretación, comunicación. Ha costado, pero ahora noto que ya me ven de muchas maneras.
-Con todo lo que se ha escrito sobre Mar Flores y Carlo Costanzia, ¿cómo les ha visto? ¿Están bien entre ellos?
“Mar en calma”, y con eso ya te he contestado. Solo puedo decir que tenéis que ver el programa. Es un programón y ha sido precioso.
-¿Diría que está en su mejor momento laboral?
Puede ser que esté más activa en televisión, pero activa he estado siempre. Desde que fui mamá, en pantalla he hecho menos, pero he trabajado mucho en otras cosas, como mi empresa o la creación de contenido en redes.
-¿Se retiró para tener más tiempo de estar con sus hijas?
No, simplemente no me salían proyectos. Y creo que cuando algo no sale es porque no tiene que salir. Eso me permitió criar a mis hijas.
He desarrollado una marca personal que me encanta, he trabajado mucho en mí misma, y he podido ayudar a otras personas a través de las redes. Eso me llena muchísimo.
Llevo desde los 6 años en esto, tengo 37… Sé perfectamente cómo funciona. He tenido momentos mejores y peores, he dicho que no a trabajos, otros no han salido. La clave es mantenerse en equilibrio.
-¿Qué quiere ser de mayor?
Como decía John Lennon: feliz.
-Pero, ¿tiene algún cambio de registro pendiente? ¿Alguna espinita clavada?
Me siento más viva que nunca, a nivel laboral, personal y familiar. Estamos en un momento en el que puede pasar cualquier cosa. No sueño con nada concreto, sueño con el presente.
Si llega una oportunidad que me va a hacer feliz, no la dejaré escapar. Soy de probar cosas.
"De mayor quiero ser feliz"
-Un proyecto en Australia, por ejemplo…
Pues Australia, con mis hijas. No tengo problema. Somos nómadas, nos llaman así. Mis hijas a veces me preguntan: “¿Dónde duermo este fin de semana, mamá?”
-¿Y sus hijas nunca han pedido parar un poco? Para ver a sus amigos, echar raíces…
De momento no. Intentamos que no falten a cosas importantes para ellas y, cuando no se puede, lo compensamos.
Creo que su vida también es así. A lo mejor estamos criando personas muy independientes, muy vivas, con ganas de conocer y poco apego. Pero es la manera que creemos mejor ahora mismo. Más adelante ya lo dirán ellas. Ahora las veo adaptarse muy bien. Y eso también es bonito.