Pareja
Íñigo Onieva: de la noche a misa o el precio de casarse con Tamara Falcó
De ser un ciudadano anónimo, ha pasado al primer plano mediático. Una situación con la que no es fácil lidiar a diario
No lo tiene fácil Íñigo Onieva. Ya se dio cuenta con la repercusión que tuvo su imagen besando a una chica en el loco festival «Burning Man». Un evento anual que se celebra en el desierto de Nevada y que dura siete días. Nunca imaginó que esa foto, que alguien de su propio entorno se encargó de filtrar, le colocaría, nada menos que a la cabeza de un ránking oficial de infieles. En realidad, nunca se ha sabido si hubo algo más. Toda esa historia, que es más común de lo que parece, no habría trascendido si el empresario no hubiera estado comprometido con Tamara Falcó.
Hasta que entró a formar parte de la familia Preysler, Íñigo era tan invisible en el mundo mediático como el resto de su pandilla. Los daños colaterales por ser veleta emocional no eran portadas de revistas, ni tema de debate. O estabas con él o con Tamara. Las dos cosas no eran compatibles. Fue su bautismo inicial a la popularidad. Todo muy bonito mientras no había cara B oscura. Y la hubo donde el protagonista era Íñigo destruyendo los sueños románticos de la marquesa de Griñón, que ya había recibido anillo de compromiso y concretado fecha de boda.
Entonces el novio se percató de lo que suponía esa deslealtad. Hasta hubo que contactar con una amiga de un amigo común de la familia Onieva, experta en solucionar «desastres». Se consiguió dar una nueva imagen del chico que no era el personaje que cantaba Serrat bajo el título «Una de piratas». Por fin, se consiguió el perdón y la historia de amor recomenzó.
En cambio, la vida de Tamara Falcó, en ese intervalo de ruptura, se mantuvo igual. Siguió con su dinámica religiosa, sus apariciones en convocatorias comerciales, sus intervenciones desconcertantes y desternillantes en «El Hormiguero» y las actividades cotidianas. No ocurrió lo mismo con la de su entonces exnovio. Su agenda vital y profesional se vio resentida y tuvo que esforzase por recuperarla. Dejó de salir con sus amigos a locales de moda, hizo parte del Camino de Santiago, abandonó la noche y aparentemente no volvió a pisar la discoteca Lula de la que era socio. Abandonó el piso que compartía con la marquesa y se instaló en casa de su madre, Carolina Molas. Una vez que redimió sus pecados, volvió con ella, que ya tenía claro que sí habría boda.
Invitaciones enviadas
La operación «Sí, quiero» ya estaba perfilada con anterioridad, con lo cual lo único que hubo que hacer fue actualizarla. A día de hoy, ya hay gente que ha recibido la invitación con la correspondiente información de la lista de regalos. La implicación del novio y de su familia es más bien de dejar hacer a la otra parte. No quieren más complicaciones y desencuentros. Onieva empieza a darse cuenta de lo que supone casarse con Tamara. Y no en el aspecto económico, sino en el cambio total de vida. Ya ha perdido los nervios un par de veces: la última, al salir de misa hace unos días donde tuvo cierto desencuentro con reporteros que les esperaban a la salida del templo. Tamara, dominando la situación. Íñigo, desbordado.
Esta actividad religiosa no era habitual en la agenda del futuro yerno de Isabel Preysler hasta que no se produjo el perdón de la novia. Casarse con la hija de Carlos Falcó es más complicado de lo que la familia imaginaba. Hasta la madre, Carolina, ha visto afectada su intimidad y de ahí que haya enviado un burofax a los medios para reivindicar que no es personaje público. Su hijo, su futura nuera y su futura consuegra, sí. Pero ella, no. Todos estos cambios no buscados que han ido apareciendo en la existencia de Onieva refrendan el titular de este reportaje. Habrá que ver en el futuro cómo el cambio por amor y casi total de la agenda vital de Íñigo afecta, o no, al futuro matrimonio. Un proyecto de vida donde un hijo es uno de los objetivos principales de la pareja. «No tengo más remedio», fue la respuesta de la marquesa de Griñón cuando le preguntaron por el asunto. Una respuesta que dejaba a la interpretación personal sobre si la pareja ya estaba en ello. o si tenía alguna noticia que dar.Por edad, es el momento perfecto para que la marquesa de Griñón vea cumplido su sueño y más, con el que ella considera que es el hombre de su vida. Hay exclusivas para largo con esta mediática y atractiva pareja que nos tendrá en vilo.
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