Ruptura familiar
Isa Pantoja adula a su prima Anabel mientras se desentiende de la situación personal de su hermano Kiko
El distanciamiento entre hermanos es cada vez más evidente. Ni siquiera la separación matrimonial del Dj les ha acercado
El distanciamiento entre Isa y Kiko Pantoja viene de años, ni se ven, ni se hablan ni se escriben. Además la hermana del Dj ignora la situación personal de este tras su ruptura sentimental. Ni una sola palabra sale de su boca cuando se le pregunta por el asunto, para ella es como si no existiera. Es que no quiere saber nada de esa separación. Naturalmente, no ha llamado al Dj para interesarse por su situación. El cisma es total, incluso en momentos tan tristes como el que nos ocupa.
En cambio, Isa demuestra un inmenso cariño hacia su prima Anabel, que debe ser el único miembro de su familia con la que se lleva bien. Con el resto, nada. Bien conocen nuestros lectores la actitud de menosprecio de Isabel Pantoja hacia su hija, a la que ni tan siquiera ha sido capaz de felicitar por el nacimiento de su segundo hijo. Silencio y evidente desinterés de una abuela que no ejerce como tal.
Pues bien, la hispanoperuana sí que tiene buenas palabras para su prima y le desea lo mejor en el concurso televisivo de baile en el que intervine tome actualmente: "la estoy viendo y me gusta mucho. Se le da súper bien, así que, eso, ojalá llegue lo más lejos posible y gane, oye, ¿por qué no".
Hace unos días, las dos se citaban en Madrid tras un tiempo sin verse. Y se notaba el gran cariño que las une. Siempre se llevaron bien y ahora más que nunca. Anabel es consciente del sufrimiento de Isa por el distanciamiento tan incomprensible con su madre.
Seguro que ha hablado con su tía sobre el tema, pero esta se cierra en banda cuando le cuestionan sobre una posible reconciliación con su hija. En esto sigue en sus trece, alejada de sus vástagos y centrada en relanzar su carrera profesional y enfrentarse a sus cuantiosas deudas monetarias. Isa y Kiko ni entran dentro de sus perspectivas de futuro. Y es una pena.
Eso sí, sabemos que la tonadillera echa mucho de menos a sus nietos, a los que no ve desde hace años, pero tampoco hace nada por arreglar la situación.