Familia
Jesulín y Campanario, el fin de las exclusivas en la finca Ambiciones
Un letrado, amigo de María José Campanario y Jesulín de Ubrique, nos da las claves de su silencio
Jesulín de Ubriquey María José Campanario han sido uno de los matrimonios más mediáticos dentro de la crónica social española, llegaron a ser dos de los rostros más buscados del papel couché mientras generaban horas y horas de contenido en los diferentes programas de televisión.
Decimos han sido, porque todo eso ya forma del pasado por decisión de ambos. Fue el pasado diez de agosto cuando posaron juntos por última vez para una conocida revista, todo ello con motivo de su veinte aniversario como casados, tan solo dos meses después del nacimiento del pequeño Hugo, su tercer hijo en común, del que, por cierto, en ningún momento han mostrado ninguna imagen.
Desde entonces han pasado más de siete meses de silencio y discreción. Una estrategia a seguir que, lejos de tener que ver con mantener un perfil bajo de cara a una futura reaparición que genere un mayor beneficio, está motivada principalmente por la existencia de tres personas: Julia, Jesús Alejandro y Hugo Janeiro. LA RAZÓN ha hablado en exclusiva con Antonio González Zapatero, abogado y amigo personal de Campanario, quien ha querido arrojar luz sobre todo este asunto: «Si mantienen ese perfil bajo es por proteger tanto a Julia como a su otro hijo, que todavía no es mayor de edad y sigue estudiando. Ellos son su principal prioridad y lo tienen muy claro», asegura. Además, y para todos aquellos que piensan que más tarde que pronto volveremos a ver al matrimonio en las revistas del corazón, el letrado explica lo siguiente: «María José no va a volver a hablar para ‘¡Hola!’ ni tiene pensado hacer ningún tipo de exclusiva. Ella lo ha pasado muy mal y no quiere que sus hijos pasen por lo mismo. Es algo que tiene muy claro».
Un bautizo íntimo
Fue el pasado mes de diciembre cuando tuvo lugar el «bautizo secreto» del hijo de la odontóloga y el torero. Una celebración íntima y familiar en la que el propio Rodríguez Zapatero ejerció el papel de protector, blindando lo máximo posible el evento con el fin de que nadie obtuviese fotografías ni imágenes de los padres ni del recién bautizado. Y así fue. De esta forma le decimos adiós a más de veinte años de grandes exclusivas, entrevistas en profundidad y posados del matrimonio, solos o junto al resto de la familia Janeiro en la finca Ambiciones, en Arcos de la Frontera, o en cualquier lugar. El sitio es lo de menos porque ellos siempre han generado, generan y generarán un gran interés en la audiencia, pero Campanario ya no está dispuesta a formar parte de lo que considera «un circo mediático». Es consciente de que no ha salido beneficiada en ningún ámbito. Para muchos siempre será «la mala de la película», algo diferente a lo que piensan los que realmente la conocen.
Sus hijos han propiciado este cambio. Pronto se cumplirán dos años desde que la polémica y controverdida mayoría de edad de Julia Janeiro cambiaría por completo la hoja de ruta de una impulsiva María José y de un Jesulín que siempre manifestaba que él «solo hablaba donde le pagaban». La joven tomó la firme decisión, igual que su hermana, Andrea Janeiro, de no ser un personaje público ni de formar parte del universo de la crónica social y de la televisión. A diferencia de la hija de Belén Esteban, las cosas se complicaron más para Juls y es por eso, que la joven se asesoró debidamente y tomó las medidas pertinentes al respecto para frenar ese acoso mediático. Lo cierto es que a día de hoy ya se puede afirmar que la justicia se ha puesto de su lado sin dudarlo, y su nombre e imagen ya no es ni será objeto de debate público, aunque cabe destacar que este embrollo legal que concierne a la joven y a una cadena de televisión en concreto no está del todo resuelto.
Gracias a la Justicia, Julia Janeiro puede volver a disfrutar de un anonimato deseado. Ya no tiene paparazzis a la puerta de su casa ni la siguen cuando está con sus amigas o sus parejas. Una tranquilidad que ella, y sobre todos sus padres, agradecen sin perder la vigilancia. Julia, a pesar de su vuelta al anonimato donde permaneció durante su minoría de edad, se exhibe en sus redes sociales. Allí acumula 250.000 seguidores, gracias a los cuales ha empezado a hacer algunas colaboraciones pagadas con marcas publicitarias.
La otra (gran) batalla de Campanario
Pese a la vida tranquila de la que goza la familia en la actualidad, hay un factor que persigue de manera continuada a la odontóloga. No es otro que la enfermedad que la diagnosticaron en 2005: la fibriomialgia. Una batalla a la que le sigue plantando cara, pese a que el pasado mes de diciembre tuvo que volver a ser ingresada. La mujer del torero permaneció unos días en un centro médico como consecuencia de de los grandes dolores musculares y paralizantes. Jesulín no se separó de su lado en ningún momento, siendo los abuelos, en esa ocasión los paternos la encargada de cuidar al pequeño Hugo, que tiene un año de edad.
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