Liam Payne: herencia, tragedia y el niño que lo hereda todo

Primer misterio resuelto. Mientras la investigación sobre la trágica muerte de Liam Payne continúa en Buenos Aires, donde cayó desde un tercer piso hace ocho meses, el futuro de su fortuna ya tiene destinatario: su hijo Bear, de apenas ocho años. La herencia, valorada en 28 millones de euros, estará administrada por Cheryl Tweedy, su exmujer y madre del niño. Un desenlace financiero que devuelve cierto orden a una historia marcada por el caos.

El 16 de octubre del año pasado, el mundo del espectáculo quedó sacudido por la noticia: Liam Payne, ídolo de una generación, había fallecido en extrañas circunstancias. Las autoridades argentinas aún investigan si la combinación de alcohol, drogas y un presunto desequilibrio emocional fueron determinantes en la caída desde el balcón de un hotel porteño. Sin respuestas definitivas, la ley británica ha comenzado a hacer su parte.

Documentos judiciales recientes confirman que Payne había dejado estipulado que Cheryl administrara su patrimonio en nombre del pequeño Bear. En Reino Unido, este tipo de herencias suele canalizarse a través de un fideicomiso, y más aún cuando el beneficiario es menor de edad. Además de Tweedy, figura como albacea Richard Bray, un veterano abogado musical con una hoja de vida impecable entre estrellas del pop.

Este reparto legal deja fuera de juego a Kate Cassidy, la última pareja conocida del artista. A pesar de sus declaraciones tras la muerte del cantante -llegó a hablar de planes de boda-, no existe ningún vínculo legal o testamento que la contemple como heredera.

La noticia llega acompañada de un eco emocional: en una entrevista en 2022, Payne dijo con claridad que su vida y su dinero eran para su hijo. "Tengo varias empresas que algún día Bear podría dirigir si quiere", explicó entonces. Fue una muestra de su compromiso como padre, a pesar de la brevedad de su relación con Cheryl, que se extendió de 2016 a 2018. De ella dijo que era «la mejor madre del mundo» y con quien mantenía «una relación amistosa».

Liam Payne alcanzó la fama con apenas 14 años, primero en X Factor y luego como parte de One Direction, el fenómeno global que vendió más de 70 millones de discos antes de separarse en 2016. Su muerte no solo deja un vacío en el pop, sino también un niño que heredará un legado de luz y sombras.