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Locomía: habla Lurdes, la quinta y desconocida integrante del grupo

Destapamos al miembro menos visible del conjunto y charlamos con Blanca Suárez, que le da vida en la película sobre su trayectoria

Locomía
LocomíaEuropa Press

Locomía marcó un antes y un después con sus abanicos XL al estirar hasta el infinito la tendencia «New romantic» en los noventa. Tres décadas después, su eslogan «Disco, Ibiza, Locomía» da título a una película que verá la luz el próximo 17 de mayo. En ella Blanca Suárez da vida a Lurdes Iribar, el quinto personaje del grupo y el más desconocido. Su vida era la moda y llegó a Ibiza para cumplir su sueño de la mano de su amigo Xavier Font. Aprovechando la presentación del Festival de Cine de Málaga, la actriz ha relatado a LA RAZÓN su emoción ante la propuesta de un papel tan gamberro: «Me convertí en una Locomía más. Me fascinó ese concepto de amistad en el grupo, compartir y refugiarse unos en otros»

Para Blanca era un reto dar vida a Lurdes y prepararon juntas los registros del personaje en una discoteca de Barcelona. «Ella me ayudó a entender a este grupo que había creado una burbuja en la que se salían de los estereotipos típicos que encasillan a las mujeres. Lurdes tuvo la oportunidad desarrollar su creatividad, de tener una presencia muy importante en la vida de Locomía. Pero cuando el grupo empezó a tomar fama, ella se apartó porque no se sentía bien tratada».

Lourdes y Blanca Suarez en la película de Locomía
Lourdes y Blanca Suarez en la película de LocomíaLR

Lurdes fue la única mujer que siguió con Locomía cuando la popularidad les explotó en radios y televisiones. Pasó la criba del denostado mánager José Luis Gil, que hizo añicos el grupo cuando una mañana se presentó en Ibiza para escoger a los que serían el Locomía definitivo: Xavier Font, Luis Font, Carlos Armas, Manuel Arjona y Lurdes. En principio ella solo se encargaría de diseñar los estilismos y permanecer en un segundo plano, pero rápidamente empezó a cantar y a salir en sus actuaciones, en sus videoclips e incluso en los cromos de la «Súper Pop». «Yo siempre he sido distinta y nací con un lápiz en la mano, cuando la gente todavía no entendía lo que significa la palabra diseño de moda. Por eso, cuando conocí a Xavier Font, que era como yo, dije: «Esta sí que es mi tribu», cuenta Lurdes.

Su vida ha cambiado mucho desde que conoció al líder de Locomía. Ahora vive en el País Vasco y es madre monoparental de tres hijos: «La vida es una lucha. Tuve cáncer de mama hace nueve años y fue un regalo que todo el grupo estuviera pendiente. Lurdes piensa que en algún momento debería haber dado un golpe en la mesa para imponer su criterio. «De gira en Argentina y Perú, tuve que bajarles los humos porque se les había subido la fama. A los 20 años es difícil controlar eso. Los Locomía fuimos como Michael Jackson en Latinoamérica.

Una de las formaciones primigenias de Locomía, con Xavier Font, a la derecha de la imagen
Una de las formaciones primigenias de Locomía, con Xavier Font, a la derecha de la imagenLa Razón

En España solo nos veían como mariquitas con abanicos. Nos miraban raro. Ahora que lo pienso la envidia nos persiguió desde el principio, ya no solo a mí sino también a ellos. Nos llegaron a quemar la casa por pura envidia, fíjate». El nombre de Locomía fue tendencia en los círculos más influyentes de Madrid, aunque el éxito masivo llegaría en la Star Garden. «El fenómeno fan estaba totalmente desatado. Hubo momentos de pánico. Por ser mujer, más de una vez me dejaban fuera del grupo. Ahora gracias a Blanca Suárez, todo el mundo conocerá un poco mejor la importancia de las mujeres que estamos ahí».

Dos mujeres diferentes y un punto en común

Lurdes se muestra encantada con el resultado de la ficción: «Es un regalo del destino después de tanto tiempo. Me hace feliz que las nuevas generaciones conozcan nuestra historia y que sepan que al final la vida te trae las cosas. Y así llegué yo a Locomía. Siempre he querido reivindicar el papel de la mujer y creo que Blanca Suárez ha sabido perfectamente captar el mensaje y trasmitirlo. Somos dos registros femeninos muy diferentes, pero con un punto común, que es el de dar visibilidad a la mujer en nuestra sociedad».