
Reencuentro
Lolita y Juan y Medio: El amor maduro de dos almas que nunca se separaron
Veintiocho años después de aquel flechazo televisivo, Lolita Flores y Juan y Medio vuelven a mirarse a los ojos en un plató andaluz. Entre risas, nostalgia y ternura, demuestran que el cariño verdadero no entiende de finales

En el plató de "La tarde, aquí y ahora", el aire se volvió denso, casi eléctrico. Lolita Flores, con su habitual desparpajo y esa sonrisa que guarda la historia de una saga mítica, se reencontraba frente a las cámaras con quien fuera uno de los grandes amores de su vida: Juan y Medio. Ambos, dos iconos de la televisión y el arte popular andaluz, compartieron algo más que recuerdos; compartieron una química que, pese al paso del tiempo, sigue intacta.
"Yo conocí a Juan en el 97", relataba Lolita con la naturalidad de quien evoca una época luminosa. "Fue en un programa que hacíamos para Canal Nou, Un siglo de canciones. Y ahí fue donde me enamoré". La confesión, directa, sin dramatismos, hizo que el público estallara en aplausos. Juan, visiblemente emocionado, apenas podía articular palabra. "¿De mí?", alcanzó a responder con ironía, aunque sus ojos, fijos en ella, contaban otra historia.
Aquella relación, breve pero intensa, ha sobrevivido en la memoria colectiva y, lo que es más importante, en la suya propia. Lolita no esconde el cariño profundo que siente por el presentador almeriense. "Muchas veces el amor traspasa esa frontera, y lo que queda es el cariño, la amistad... que yo creo que es mucho mejor", reflexionaba con serenidad. En su voz no había melancolía, sino madurez: el reconocimiento de que el amor, cuando se cuida, puede transformarse en algo más grande.
Porque si algo define la historia de Lolita y Juan y Medio es la lealtad emocional. No hubo rencores, ni silencios prolongados, ni heridas abiertas. "Cuando el amor se acaba, muchas veces termina en odio, en no volver a verte. Pero con Juan fue al revés. Conocí a su familia, a sus amigos... Cuando aquello se acabó, seguimos siendo hermanos. Y cuando me ha hecho falta algo, de quien he tirado ha sido de él", confesaba la artista, entre risas y miradas cómplices.
Él, galante como siempre, apenas necesitó palabras. "Es recíproco", fue su única respuesta, pero bastó. En ese silencio había años de complicidad, llamadas, apoyo incondicional y respeto.
Y, claro, también hubo bromas. "Juan siempre dice que algún día volveremos a estar juntos", soltó Lolita con picardía. Él sonrió, sin negar nada. El plató, testigo de aquella historia, se llenó de carcajadas, aunque el rumor de un "¿y si sí?" quedó flotando en el ambiente.
A principios de año, el presentador ya había confesado a Jordi Évole su admiración por la hija de Lola Flores: "Es la bondad personificada, la coherencia, el sentido del humor... una maravilla de persona". Lolita, al escucharlo, le llamó emocionada: "Conmigo se sigue portando como un caballero. Me ha ayudado en todo: física, mental y económicamente".
Quizá el destino, caprichoso, aún les reserve otro encuentro fuera de los focos. Pero incluso si no, su historia ya tiene lo que pocos amores consiguen: una eternidad sin drama, solo ternura. Porque hay vínculos que no se rompen, ni con el tiempo ni con el olvido. Y el de Lolita y Juan y Medio es uno de ellos.
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