
Revelación
Mar Flores confiesa en sus memorias un amor secreto con el que estuvo a punto de casarse tras su divorcio de Javier Merino
"No fue posible por una sola cosa: su miedo a la exposición pública", lamenta la modelo en sus memorias

Este miércoles 10 de septiembre ha llegado a las librerías de todo el país “Mar en calma” (La esfera de los libros), las esperadas memorias de Mar Flores. A lo largo de 42 capítulos y 256 páginas, la modelo recorre los momentos más destacados de su vida, los que la han convertido en la mujer que es hoy, haciendo especial hincapié en las épocas más oscuras de su vida.
Una etapa en la que, según el prólogo del libro, “se priorizaron sus relaciones sentimentales” a su carrera profesional, y fue “vapuleada y acosada”, víctima de la “tiranía de una sociedad nada benévola con el género femenino”.
La madrileña no se deja nada en el tintero, ni siquiera los nombres de los hombres más polémicos que han pasado por su vida. Por supuesto, dedica varios capítulos a Fernando Fernández Tapias, Carlo Costanzia, Alessandro Lequio o Javier Merino, al que define como “el gran amor de mi vida” y un padre ejemplar, incluso para un hijo que no era suyo, Carlo.
Sin embargo, en el último capítulo, Mar Flores desvela su “último secreto”, un romance que vivió tras su divorcio de Merino y que pasó desapercibido ante la opinión pública. Un amor “de verdad” con un hombre totalmente anónimo cuya identidad prefiere no compartir, con el que construyó una relación tan “madura” que incluso se plantearon pasar por el altar.

“Tanta complicidad teníamos, tanto amor, tanto por compartir, que hasta estuvimos a punto de dar el paso de casarnos. Pero no fue posible por una sola cosa: su miedo a la exposición pública”, recuerda Flores en sus memorias.
La popularidad de la modelo fue el único hándicap al que se enfrentó su relación, y por desgracia no lograron superarlo: “Él me reconoció que se sentía incapaz de exponerse tanto y de condenar a su familia a que de alguna manera también estuviera expuesta a los medios”.
Tan profundo era el amor que Mar Flores sentía por ese hombre misterioso que se planteó dejarlo todo por él, pero tenía claro que su familia estaba por delante de cualquier ambición romántica: “Me planteé irme de España, construir la relación fuera, empezar una vida desde cero… Pero fue imposible. Tengo cinco hijos, dos aún menores, y jamás podría hacerlo. Me sentí muy triste, porque después de tiempo divorciada había encontrado por fin un hombre que no me engañaba, que era de verdad y me quería con autenticidad (...). A mis cincuenta y seis años, es de las cosas más duras que me han podido pasar. ¡Y mira que me han pasado!”.
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