
Sus cuentas
María Pombo: de icono millennial a empresaria con luces y sombras
Aunque es una de las creadoras de contenido más influyente, su línea de ropa acumula deudas y sus empresa declara beneficios discretos

María Pombo ocupa un lugar destacado en la pirámide de las redes sociales, esa que puntúa y valora el ranking que ocupa cada famoso en el «ecosistema influencer». Pombo, con 3,3 millones de seguidores en Instagram (la red social por excelencia), es una de las creadoras de contenido más importantes del país. Sigue en el ranking de lejos a la reina de todas ellas, Georgina Rodríguez (70 millones de seguidores), y a otras influencer más terrenales, como Dulceida, Paula Echevarría o Lola Lolita. Algo que la joven ni podía soñar allá por 2013 cuando nació a la fama por su noviazgo con el futbolista Álvaro Morata.
La madrileña aprovecha su tirón entre el público juvenil explotando su imagen a golpe de story. Un modo de ganarse la vida que se traduce en cifras que las empresas expertas en marketing miran con lupa. Según estos datos, la credibilidad de Pombo entre su audiencia –un 82 por ciento femenina–, está valorada en 78 puntos. El engagement promedio por post (una de las métricas más importantes para medir el éxito de las estrategias de marketing) es del 3,56 por ciento y sus reels del 3,48. Son datos que las firmas estudian para saber realmente qué nivel de interacción genera la influencer y la respuesta que consigue de sus profesores con respecto a lo que le publicita: la piedra angular del marketing.
El éxito de estos datos se traduce en ingresos. Según los expertos, el coste estimado de un post de esta influencer oscila entre los 7.500 y los 10.000 euros. Unas cantidades que se disparan si se trata de una campaña de publicidad y que convierten a la joven en una de las mejores pagadas del mercado. Además, Pombo, que en octubre cumplirá 31 años, sigue una máxima a rajatabla: diversificar sus negocios para explotar al máximo su marca personal con moda, publicidad e incluso su propio reality en familia, «Pombo», que va por la tercera temporada. Su predilección por la moda le ha llevado incluso a la lanzar «Tipi Tent» su propia línea de ropa, sin demasiado éxito por cierto. La firma, fundada en 2015 por María y su entonces cuñado, Luis Giménez, alcanzó un rápido éxito. Siete años después, y tras el cierre de su tienda física en Madrid, saltaba a los titulares por contraer una deuda de 17.500 euros con, Logfret, su empresa logística en Asia.
Casa de apuestas indonesa
A pesar de que Tipi Tent se sigue publicitando online desde Instagram, la empresa subió su último post en marzo anunciando aún sus productos de verano. Nada desde entonces. Su página web, www.tipitent.com, donde se gestionaba la venta por internet, redirige a día de hoy a una casa de apuestas online de Indonesia. Se desconoce si ha podido ser hackeada en respuesta a las deudas que la empresa acumula con sus operadores logísticos asiáticos. La web desde donde se vendían bañadores a 60 euros publicita hoy una variedad de juegos de togel (abreviatura de «Toto Gelap», un juego de lotería muy popular originario de Indonesia).
Emprendimientos aparte, la vida del influencer implica una exposición personal y familiar que María Pombo no siempre ha llevado de la mejor manera. Como ejemplo cabe hablar de la crisis matrimonial que María y su pareja, Pablo Castellano, sufrieron hace un año y que sus seguidores en las redes sociales se encargaron de escrutar a conciencia. Los movimientos de la pareja se diseccionaban en búsqueda de una pista de infidelidad que explicara la crisis. Unos rumores que enfadaban a la pareja cuando les preguntaban ante las cámaras, pero que sirvió para dar contenido en la tercera temporada de su documental. Allí la modelo no tenía inconveniente en explicar sin tapujos los detalles de la crisis: «Vamos a terapia de pareja (…), estamos intentando cuidar lo que realmente queremos, que es estar juntos». Un doble rasero bastante común entre los influencers, que caminan a menudo a mitad de camino entre su exposición pública y sus deseos de intimidad. Un negocio rentable que factura, aunque menos de lo que cabría esperar. Los datos del ejercicio 2024 de su empresa, Pomride SL, recientemente presentados ante el registro revelan que no es oro todo lo que reluce. La empresa, declara activos acumulados de más de 100.452 euros, posee un patrimonio neto de 45.000 euros. En el ejercicio 2024 la sociedad de la que Pombo es administradora única declara unos beneficios de 13.005 euros después de pagar impuestos. Una cifra discreta que la joven compensa con la facturación de sus otros negocios.
Víctima de una estafa
Pese a vivir de las redes, la influencer ha vivido en sus propias carnes algún suceso traumático. Hace un año recibió de un ciberdelincuente un sms de urgencia para pagar una multa online haciéndose pasar por la DGT con el aviso de que tenía 24 horas para efectuar el pago. Al mensaje le acompañaba un enlace para ingresar sus datos bancarios. Casualmente, Pombo estaba pendiente de una multa que le tenía que llegar, y con el miedo de que la sanción engordara rellenó el formulario para pagar la sanción. En pocos segundos los ciberdelincuentes le realizaron cargos de entre 60 y 80 euros. La rápida llamada a su banco evitó que los delincuentes vaciaran su cuenta.
✕
Accede a tu cuenta para comentar